Crítica:POP | The Go! Team

La catarsis del aeróbic

Definitivamente, The Go! Team son eso que algunos llaman una banda de directo. Sus discos tienen gracia (el tercero y muy reciente, Rolling blackouts, mucha), pero sobre el escenario contribuyen como pocos a la segregación masiva de adrenalina. Ya desde la misma presencia de dos baterías (con estrellitas de neón múltiples reluciendo en los bombos) intuimos que no se avecina, precisamente, una ceremonia de meditación zen. Los demás ingredientes apuntan en la misma dirección: intercambio permanente de instrumentos, dos muchachas de origen oriental y un bajista muy bailongo, ligeramente pa...

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Definitivamente, The Go! Team son eso que algunos llaman una banda de directo. Sus discos tienen gracia (el tercero y muy reciente, Rolling blackouts, mucha), pero sobre el escenario contribuyen como pocos a la segregación masiva de adrenalina. Ya desde la misma presencia de dos baterías (con estrellitas de neón múltiples reluciendo en los bombos) intuimos que no se avecina, precisamente, una ceremonia de meditación zen. Los demás ingredientes apuntan en la misma dirección: intercambio permanente de instrumentos, dos muchachas de origen oriental y un bajista muy bailongo, ligeramente parecido a Mika, que de tanto saltar hacia adelante parece siempre próximo a caer de bruces.

El jefe de todo esto, Ian Parton, aporta unas guitarras chirriadoras. Pero el grueso de la atención recae, sin duda, en la carismática figura de Ninja, una cantante (y rapera) estupenda que, con las mallas y calentadores adecuados, también podría ganarse la vida holgadamente como monitora de aeróbic.

The Go! Team abren boca con T. o. r. n. a. d. o., una pieza que explora su debilidad por las bandas sonoras de películas policiacas, pero los demás ingredientes del cóctel también se caracterizan por su carácter adictivo. Secretary song, un desternillante himno sobre por qué la humanidad aborrece el trabajo en la oficina, incluye el repiqueteo (real) de una máquina de escribir como elemento rítmico medular. Parece difícil repetir un tema con tanto gancho, pero Ladyflash lo consigue a renglón seguido: pop saltarín e irresistible con un yeah yeah yeah para corear el estribillo sin barreras idiomáticas.

Heterodoxia

Los miembros del sexteto de Brighton tan pronto parecen entregados a la causa del hip- hop vitamínico como introducen en Bottle rocket un estribillo en el que nos parece escuchar al niño Michael Jackson. Pero la apoteosis de la heterodoxia se produce con Yosemite theme, una pieza instrumental para armónica, banjo y carrillón. Deliciosa, claro.

"Sonríe cuando te masturbes", proclamaba en inglés una pancarta desde las primeras filas. Al lema no le auguraríamos gran éxito en la capilla de Somosaguas, pero encajaba bien con el espíritu hedonista que se apoderó anoche de la Joy Eslava. Ah, y frente a la doctrina que sostienen las divas del playback, Ninja completó hora y 20 de aeró-bic sin fallar una nota. Son las cosas de estas catarsis colectivas: si la vida son dos días, como diría aquel, que caigan en fin de semana.

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