Reportaje:

A por el segundo Sant Jordi

Sopa de Cabra deja en el aire un eventual regreso a los escenarios mientras anuncia otro concierto en Barcelona

Después de semanas de rumores, ayer Sopa de Cabra anunció que ofrecerá un segundo concierto en Barcelona, en el Palau Sant Jordi el próximo 10 de septiembre, ya que en cinco horas se vendieron casi todas las 17.000 entradas disponibles para el concierto del día 9. Vuelven a los escenarios a los 10 años de su disolución y los 25 de su nacimiento. Ayer se les veía con energía, con ganas, contentos de tener otra ocasión para darse un baño de masas y "divertise" con sus seguidores. Este viernes se ponen a la venta las 17.000 entradas del Sant Jordi y se espera otro gran éxito.

¿Por qué dos ...

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Después de semanas de rumores, ayer Sopa de Cabra anunció que ofrecerá un segundo concierto en Barcelona, en el Palau Sant Jordi el próximo 10 de septiembre, ya que en cinco horas se vendieron casi todas las 17.000 entradas disponibles para el concierto del día 9. Vuelven a los escenarios a los 10 años de su disolución y los 25 de su nacimiento. Ayer se les veía con energía, con ganas, contentos de tener otra ocasión para darse un baño de masas y "divertise" con sus seguidores. Este viernes se ponen a la venta las 17.000 entradas del Sant Jordi y se espera otro gran éxito.

¿Por qué dos conciertos y no tres o más? "Si la gente nos continúa mostrando estas ganas, haciendo un símil deportivo, diremos que partido a partido iremos replanteando las cosas", aseguró ayer el cantante Gerard Quintana. Sopa de Cabra también dejó abierta la puerta a que finalmente actúen una tercera vez, en Girona, aunque está por confirmar. "Si se vende bien este segundo concierto, quizá habría que replantear el futuro", aseguraba el guitarrista Josep Thió, quizá el más reticente a más actuaciones.

"Partido a partido iremos replanteando las cosas", dice Gerard Quintana

¿Volver definitivamente? Ni lo niegan ni lo confirman. Se detectan pocas reticencias a hacer más bolos con la banda. No lo esconden. De todas formas, Quintana quiso recordar que la actuación anunciada para el 9 de septiembre se programó con motivo de los 25 años del nacimiento de Sopa de Cabra y que debía ser única, pero que ha cambiado esta premisa ante la respuesta del público. Se muestran sorprendidos del propio éxito, de las llamadas de los amigos y de los mensajes de los seguidores que les piden más y más.

El bajista, Cuco Lisicic, que reivindica el alma rockera del grupo en cuanto tiene ocasión, señala: "Si el público empuja, el grupo tiene que responder". Además, Lisicic, jocoso, agrega: "Después de 10 años de parón, ¡tenemos mono! Nos tenéis que entender". Lo cierto es que durante toda la conversación con Quintana, Thió, Lisicic y el silente Pep Bosch se palpa un buen rollo importante. Quintana apostilla que cuando "Sopa de Cabra funcionaba había un ambiente muy coñón". Al preguntar qué fue lo que se rompió, Quintana se pone serio para asegurar: "Cualquiera de nosotros tiene una personalidad suficiente para liderar su propia banda". Los demás asienten y admiten que llegó a haber saturación.

¿Y por qué todo esto ahora? Quintana habla del poder de las efemérides; pero, cómplice, echa mano de una frase de Thió para asegurar: "Siempre hemos hecho lo que hemos querido, no lo que nos ha convenido". Y el guitarrista remata: "No hacemos esto por dinero, lo que nos mueve es el reto, el Sant Jordi". Gerard Quintana argumenta que el grupo podría haber vivido de El Empordà, pero siguió adelante hasta alcanzar una notable madurez con sus dos últimos discos de estudio, Plou i fa sol y Nou, que fueron el punto buscado por una banda muy perfeccionista.

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Sobre las bandas catalanas de la actualidad, con las que parece que se les quiere enfrentar, Sopa de Cabra coincide en que "es una alegría para el país", pero alerta de que se les exige demasiado. Siguen a Manel, Els Amics de les Arts, Love of Lesbian y El Petit de Cal Eril, entre otros. No comparan porque "esta es otra etapa".

De izquierda a derecha, Cuco Lisicic, Gerard Quintana, Josep Thió y Pep Bosch, ayer.MARCEL·LÍ SÀENZ

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