Nervios y mensajes de móviles

"Esto es como los exámenes. Ya solo nos falta saber las notas". Con una sonrisa no exenta de nerviosismo, un abogado del caso Balcón de Rosales entró poco antes de la lectura del veredicto en la Audiencia Provincial. Minutos después, este nerviosismo se convirtió en enfado o en satisfacción al conocer las conclusiones del jurado. En ese instante el principal acusado, Pitoño, no se alteró. Sus dos cómplices mandaron incluso mensajes de texto por sus móviles. Estos sí manifestaron consternación tras la lectura del presidente del jurado, porque no se esperaban ser condenados.

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"Esto es como los exámenes. Ya solo nos falta saber las notas". Con una sonrisa no exenta de nerviosismo, un abogado del caso Balcón de Rosales entró poco antes de la lectura del veredicto en la Audiencia Provincial. Minutos después, este nerviosismo se convirtió en enfado o en satisfacción al conocer las conclusiones del jurado. En ese instante el principal acusado, Pitoño, no se alteró. Sus dos cómplices mandaron incluso mensajes de texto por sus móviles. Estos sí manifestaron consternación tras la lectura del presidente del jurado, porque no se esperaban ser condenados.

Los abogados de las defensas anunciaron que recurrirán. La más contundente en su exposición fue la letrada de Pitoño, Miriam Vergara, quien afirmó que había bastantes documentos importantes que faltaban en la causa. Protesto porque no se incluyera copia del electrocardiograma que se le practicó al joven fallecido en la ambulancia del SAMUR que le trasladó al hospital, ya que "acredita que a las 6.30 tenía vida". "¿Qué ocurrió en el Clínico? No lo sabemos", añadió. También se quejó de la presidenta del Tribunal, María Riera, por haber puesto al jurado un atropello como ejemplo de homicidio imprudente. Mientras ella hablaba, su cliente era conducido por la Guardia Civil hasta la cárcel.

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Los letrados Raúl Velasco y Ana Ruiz Velilla, defensores de David Sancio y David Alonso. también anunciaron recursos ante el Tribunal Superior de Justicia y el Supremo. Están en desacuerdo porque incluye testimonios que no tuvieron en cuenta ni las propias acusaciones. Los otros dos porteros continuarán en libertad hasta que la sentencia sea firme, lo que puede tardar hasta un año. Ambos salieron encapuchados por la puerta principal de la Audiencia sin hacer declaraciones.

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