Columna

Camps en su laberinto

Antes de que lleguen los efectos del tijeretazo a la obra social de Bancaja, conviene acercarse a su centro cultural y disfrutar de la magnífica exposición Por laberintos, producida por el Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona. Francisco Camps debería visitarla, aunque es difícil saber si sería capaz de saborear el recorrido, o se vería atenazado por una comprensible sensación de angustia ante unas imágenes que sintetizan muy bien la situación procesal y política en la que se encuentra.

Un laberinto, se nos dice en la exposición, es un camino tortuoso y complejo y para rec...

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Antes de que lleguen los efectos del tijeretazo a la obra social de Bancaja, conviene acercarse a su centro cultural y disfrutar de la magnífica exposición Por laberintos, producida por el Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona. Francisco Camps debería visitarla, aunque es difícil saber si sería capaz de saborear el recorrido, o se vería atenazado por una comprensible sensación de angustia ante unas imágenes que sintetizan muy bien la situación procesal y política en la que se encuentra.

Un laberinto, se nos dice en la exposición, es un camino tortuoso y complejo y para recorrerlo hay que entrar en él, llegar al centro y encontrar la salida. Cada día la situación del presidente valenciano se complica ante las diligencias judiciales con un rosario de asuntos que afectan también, de lleno, al PP. Y para acabar de darle un aire esperpéntico a toda esa panoplia de tintes berlanguianos y berlusconianos, aparece el asunto del Majestic, un prostíbulo de lujo, cuya madame ha acusado de extorsión a destacados personajes del PP local. La salida del laberinto se enmaraña aún más desde que hace poco más de una semana el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana reactivó el caso de la financiación ilegal del PP y otros seis delitos.

Todo este jardín de senderos judiciales que se bifurcan no se sabe muy adónde llevan. La escapatoria se ve cada vez más oscura y a medida que pasan las semanas surgen nuevos elementos que, al modo de los juegos de espejos, confunden a quien busca desesperadamente la salida. El penúltimo de estos espejos es la incautación judicial nueve cajas llenas de documentación que la red Gürtel tenía en un almacén de un polígono industrial de Alcorcón (Madrid). Nueve cajas que complicarán aún más si cabe la salida del laberinto.

Las elecciones de mayo le darán oxígeno a Camps para seguir intentando buscar esa salida a la desesperada. Pero si finalmente no la encuentra y se sienta en el banquillo en los meses que faltan para las generales, el laberinto de Camps será también el de Rajoy. A no ser que el gallego decida tirar entonces del hilo de Ariadna que le asegure la salida más rápida: forzar la dimisión de Camps y presentar en las Cortes Valencianas un nuevo candidato de la bancada popular a la Presidencia de la Generalitat. Ese hilo de Ariadna es el nombre del tapado de Rajoy que irá en una de las tres listas del PP a las autonómicas.

A la salida de la exposición se nos muestra el más terrible laberinto. Y es imposible no acordarse de Borges, a quien la exposición de dedica un maravilloso apartado. En La esfera de Pascal, Borges cita un manuscrito según el cual el universo sería abismo y laberinto "una esfera espantosa, cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna". El autor de Otras Inquisiciones concluye: "Quizá la historia universal es la historia de la diversa entonación de algunas metáforas".

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