Editorial:

Materia de reflexión

El Partido Socialista debe afinar sus procesos internos para salir fortalecido electoralmente

A medida que se acerca el momento de aprobar las listas de las elecciones autonómicas y municipales, afloran en el PSOE las corrientes de fondo impulsadas por los adversos resultados que prevén las encuestas y por las incógnitas sobre la continuidad de Rodríguez Zapatero. Mientras que la dirección intenta promover los candidatos que podrían mejorar las expectativas, los aparatos autonómicos y locales reclaman mayor protagonismo e independencia en la formación de las listas y en la designación de los cabezas de cartel. Esta tensión ha alcanzado límites que podrían perjudicar a los socialistas e...

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A medida que se acerca el momento de aprobar las listas de las elecciones autonómicas y municipales, afloran en el PSOE las corrientes de fondo impulsadas por los adversos resultados que prevén las encuestas y por las incógnitas sobre la continuidad de Rodríguez Zapatero. Mientras que la dirección intenta promover los candidatos que podrían mejorar las expectativas, los aparatos autonómicos y locales reclaman mayor protagonismo e independencia en la formación de las listas y en la designación de los cabezas de cartel. Esta tensión ha alcanzado límites que podrían perjudicar a los socialistas en casos como Madrid y Barcelona.

En esta capital se ha repetido lo ocurrido en la primera: la dirección del PSC estimó que la exconsejera Monserrat Tura podría obtener mejores resultados que el actual alcalde, Jordi Hereu, a quien solicitó renunciar a su candidatura. La respuesta de Hereu fue similar a la de Tomás Gómez, sometiéndose a unas elecciones primarias en las que se impuso a su rival. La reacción de la dirección socialista ha sido idéntica en un caso y en otro, sosteniendo que los candidatos elegidos por los aparatos gozan de mayor legitimidad tras el proceso de primarias.

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En principio, Hereu se ha mostrado tan dispuesto como Gómez en su día a integrar a los sectores derrotados. Falta por ver que sus decisiones se separen de las adoptadas por el candidato madrileño. Este ha excluido de las listas a cualquier partidario de su rival en las primarias, Trinidad Jiménez. El conflicto que permaneció latente a punto ha estado de convertirse en división abierta, salvada in extremis por la intervención de la dirección de los socialistas. Aun así, los daños podrían ser irreversibles.

También las incógnitas sobre la sucesión de Zapatero están propiciando tensiones que, dependiendo del resultado de las municipales y autonómicas, podrían agudizarse. Frente a la idea generalizada de que el vicepresidente Rubalcaba sería el sucesor de Zapatero en caso de que este decidiera no continuar, la ministra de Defensa, Carme Chacón, va dejando ver que estaría en la carrera. Se podría alcanzar un momento crítico para los socialistas que, según cómo lo resolvieran, les permitiría disputar las elecciones de 2012 con ciertas posibilidades o, por el contrario, precipitarse en el vacío. Lo ocurrido en Madrid y Barcelona debería ser materia de reflexión.

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