Entrevista:EDISON CAVANI | Delantero del Nápoles | LIGA EUROPA | Ida de los dieciseisavos de final

"Cuando pongo el pie en San Paolo, siento que Maradona me empuja"

Es miércoles y son las siete de la tarde. Edison Cavani (Salto, Uruguay; 24 años) acaba de terminar el entrenamiento con el Nápoles. Sube al coche y enchufa el manos libres. Es un tipo alegre. Siempre habla en plural, de él y de su mujer, Soledad. Toma mate por las mañanas, habla por Skype con un pastor de la Iglesia de Salto, es el máximo goleador de la Liga con 20 tantos -el único futbolista del Nápoles que fue pichichi fue Maradona, con 15 en 1988-, disfruta de la ciudad y de la pasión de la gente por el equipo, segundo en la Liga. Hoy recibe al Villarreal.

Pregunta. ¿Encuentr...

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Es miércoles y son las siete de la tarde. Edison Cavani (Salto, Uruguay; 24 años) acaba de terminar el entrenamiento con el Nápoles. Sube al coche y enchufa el manos libres. Es un tipo alegre. Siempre habla en plural, de él y de su mujer, Soledad. Toma mate por las mañanas, habla por Skype con un pastor de la Iglesia de Salto, es el máximo goleador de la Liga con 20 tantos -el único futbolista del Nápoles que fue pichichi fue Maradona, con 15 en 1988-, disfruta de la ciudad y de la pasión de la gente por el equipo, segundo en la Liga. Hoy recibe al Villarreal.

Pregunta. ¿Encuentra mate en Nápoles?

Respuesta. No, traemos la hierba cuando vamos a Uruguay.

P. ¿Cómo era Salto?

R. Una ciudad de 80.000 habitantes, con mucha campaña, mucho campo y muchos animales. De niño iba a cazar y pescar: son las cosas que todavía me gusta hacer cuando estoy con la familia.

"Me llaman Matador por el pelo y por ese deseo que tengo siempre de ganar"
"Quiero dejar huella. Que me recuerden como alguien que nunca bajó los brazos"
"Empecé con cuatro años. El premio por marcar un gol era un helado"
"Con un pastor de Uruguay hago estudios bíblicos por Skype... Llevo el '7' por Dios"
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P. ¿Va a pescar en Nápoles?

R. Si quisiera podría. Pero no tengo tanta privacidad y espacio.

P. Su abuelo era italiano. ¿Qué le contó de Italia?

R. Era de Maranella, provincia de Módena pero no llegué a conocerlo, tampoco a mi abuela. Se murieron antes. Me gustaría ir un día allí a buscar nuestros orígenes.

P. Empezó a jugar con cuatro años. ¿Le daban muchas patadas?

R. Yo también las daba... Entonces ya tenía equipo. Desde pequeñito en Uruguay tienes uno. Yo estaba en el Nacional, mi papá jugó allí y yo estaba en los niñitos con cuatro años.

P. ¿El premio por ganar?

R. El que hacía el primer y el último gol del partido se llevaba un helado. La heladería estaba a 20 metros de la canchita. De ahí salías derecho con tus padres a por tu helado. Yo siempre pedía el de dulce de leche y de vainilla.

P. ¿Cómo fue su infancia?

R. Crecí en un ambiente de gente a la que le gusta el campo y el fútbol. Nunca pasé las vacaciones fuera del país. Viajábamos por Uruguay, al campo, a los ríos. A eso me acostumbró mi padre.

P. ¿Su primer recuerdo de él?

R. Estar a su lado en un campo de fútbol. Fue futbolista de Primera. Mientras él se entrenaba yo corría detrás de una pelota.

P. A su padre le llamaban El Gringo. ¿Por qué?

R. Por ser hijo de italianos. En Uruguay le llaman gringo a todos los que vienen de fuera.

P. ¿Y a usted?

R. Peladito o Pela... porque siempre iba con el pelo rapado.

P. Ahora tiene melena.

R. Me hacían tenerlo cortito por los piojos en el cole y por si me quedaba agarrado a la piscina o algo. Hasta los 10 años he llevado el pelo rapado. Ahora que decido yo, siempre largo.

P. ¿Cuándo se convirtió en El Matador?

R. Cuando llegué a Nápoles los hinchas me apodaron así. Por el pelo, por ese deseo que siempre tengo de ganar. Dentro de años podrán decir: "Un día tuvimos aquí al matador".

P. ¿Cómo vive la ciudad que el equipo esté tan arriba en la tabla?

R. Hay un entusiasmo y una ilusión tremendos, ves a la gente soñar con algo.

P. ¿Qué le dicen en la calle?

R. El napolitano de por sí es un hincha muy fiel a su ciudad y a su camiseta. Es algo muy exagerado... te encuentras con gente que dice "Te amo", "Sos todo para nosotros", "Sos nuestro sueño".

P. En su día lo fue Maradona. ¿Le pesa la responsabilidad?

R. No, porque lo que más quiero es dejar huella en esta ciudad. Quiero que me recuerden como un jugador que nunca bajó los brazos. Sé que los máximos goleadores del Nápoles en Serie A fueron Vojak con 22 goles [1933] y Careca con 19 [1989].

P. ¿Cómo es San Paolo?

R. Es increíble, es gigante y cada domingo hay 50.000 personas... Cuando pongo el pie en el campo siempre me acuerdo de Maradona, que hizo historia aquí. Me da fuerza, siento que me empuja hacia delante.

P. ¿Quedan fotos de Maradona en el vestuario o en el estadio?

R. No. Las hay en la ciudad deportiva. Hay una grande, que me gusta, de Maradona y Careca con una Copa.

P. ¿Nació delantero o se hizo?

R. Lo llevo en la sangre, mi papá era delantero. De los que le gustaba estar en el área pero también sacrificarse. No tenía mucha calidad, pero la compensaba con la entrega. Siempre lo miré a él, incluso cuando jugaba más atrás. De chico yo era un volante de creación. Fue con 15 años cuando un técnico me puso de delantero. Me di cuenta de que ahí me sentía cómodo. Debía ser muy inteligente para resolver cosas en muy poco tiempo, hacer movimientos para engañar a los defensas.

P. ¿Eso se aprende?

R. Puedes nacer con el don. Para aprender nunca es tarde. Yo de los cuatro a los 12 años nunca miré fútbol, me dedicaba solamente a jugar con mis amigos y a divertirme. Cuando me di cuenta de que quería llegar, empecé a mirar fútbol. Me fijaba en Van Nistelrooy, por la tranquilidad que tenía a la hora de definir, y en Batistuta, por la potencia, la fuerza y la velocidad.

P. ¿Qué tipo de nueve es?

R. Soy un delantero que se entrega mucho al equipo en los momentos de dificultad, cuando hay que recuperar la pelota y trabajar en defensa. No me pesa bajar.

P. Eso en el calcio se valora mucho.

R. Sí, porque es un fútbol muy táctico, casi perfecto en ese sentido, muy difícil de jugar. Los defensas aquí están muy preparados. No arriesgan nada, y están siempre encima tuyo.

P. Usted es atleta de Cristo...

R. No es que sea muy religioso, somos personas tranquilas, muy fieles entre nosotros, en la pareja y en la familia y con Dios. Nuestra vida se basa en los principios bíblicos que me han inculcado de pequeño. ¡Pero de ahí que seamos muy religiosos y que comamos Biblia! No vamos a los extremos... soy igual que cuando era chico.

P. ¿Va a misa?

R. En Nápoles se me hace muy difícil. Lo que sí, siempre estoy en contacto con el pastor de Salto. Hacemos estudios bíblicos vía skype y hablamos de los momentos que te pueden crear confusión en la vida y de cómo encontrar el camino.

P. Vivió en Montevideo. ¿Se parece en algo a Nápoles?

R. En el ritmo de vida. Montevideo es mucho más moderna. De Nápoles me gusta la sencillez de la gente. Te miran por lo que eres y siempre están intentando solucionarte los problemas. Vivo en Arco Felice, pegado a Pozzuoli, a 10 minutos del centro. Desde mi casa veo todo el mar.

P. Es pichichi, el Nápoles va segundo y va a ser padre pronto...

R. Sí, queda un mes para que nazca Bautista. Nos gustan los nombres bíblicos. Elegimos Bautista porque Juan el Bautista fue quien bautizó a Jesús.

P. Siempre ha jugado con el número 7, ¿por qué?

R. Es el número perfecto en la Biblia, el número de Dios.

P. ¿Es verdad que lleva un aparato de dientes?

R. Sí. Con 14 años me dolían las piernas, quería entrenarme y me sentía muy débil, no podía correr ni frenar. Me dio miedo, salí llorando de un entrenamiento. Me dijeron que era el crecimiento y cuando llegué a Italia los médicos me comentaron que los dientes tenían mucho que ver con la postura, los reflejos y el equilibrio. Con el aparato me sentí más fuerte, mejor al chutar, al ver la portería. A veces recibía la pelota y no tenía los reflejos para ver que llegaba un defensa...

P. ¿Ha visto al Villarreal?

R. Sí. Me gusta la Liga y estudiar a los rivales. Hacen un fútbol divino, son muy rápidos, tienen jugadores muy técnicos como Nilmar, Borja Valero y Rossi. Les salen las cosas de una forma tan sencilla y natural...

Cavani celebra uno de sus dos goles ante el Roma el pasado domingo en el Estadio Olímpico.CORDON PRESS

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