Zulian propone en el Dhub un viaje a Oriente junto a Fortuny

Marià Fortuny, artista, escenógrafo y diseñador, nació en Granada, pero vivió prácticamente toda su vida en Venecia. Solo viajó a Oriente ya cumplido los 60 años y, sin embargo, se le recuerda por crear lámparas y tejidos que reenvían a ambientes exóticos y recogen la tradición orientalista que contribuyó a crear su padre, el pintor Marià Fortuny, autor de la célebre Batalla de Tetuán. Sus obras se identifican con lo que el imaginario colectivo considera oriental, hasta el punto de que, en la actualidad, se utilizan para decorar interiores privados y públicos de ciudades como Dubái. Tod...

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Marià Fortuny, artista, escenógrafo y diseñador, nació en Granada, pero vivió prácticamente toda su vida en Venecia. Solo viajó a Oriente ya cumplido los 60 años y, sin embargo, se le recuerda por crear lámparas y tejidos que reenvían a ambientes exóticos y recogen la tradición orientalista que contribuyó a crear su padre, el pintor Marià Fortuny, autor de la célebre Batalla de Tetuán. Sus obras se identifican con lo que el imaginario colectivo considera oriental, hasta el punto de que, en la actualidad, se utilizan para decorar interiores privados y públicos de ciudades como Dubái. Todo esto lo cuenta Claudio Zulian en su último proyecto multimedia, Fortuny y la lámpara maravillosa, que, tras pasarse en formato documental en TVE y TV-3, se presenta como exposición en el Disseny Hub Barcelona (Dhub) hasta el 6 de marzo."Tras la muerte de Fortuny en 1947, sus creaciones adquieren el halo de obras de arte que envuelve los objetos de la moda cuando consiguen sobrevivir a las tendencias", asegura Zulian. Por ello, las piezas de Fortuny siguen produciéndose. Las lámparas se comercializan en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos y Oriente Próximo, a través de una empresa veneciana que conserva las técnicas artesanales originales. En cambio, las patentes de los tejidos han sido adquiridas por los Riad, una familia egipcia que tiene un showroom en Nueva York y se propone preservar el legado cultural de Fortuny, como símbolo del intercambio entre Occidente y el Oriente árabe.

En la exposición, esta historia se despliega en cinco pantallas pequeñas donde se reconstruyen otros tantos momentos y lugares. En el mismo espacio una gran pantalla ofrece una aproximación poética al tema y en una salita contigua se proyecta el documental.

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