El Athletic deja tieso al Atlético

El partido de la amnistía y la alegría que proponía Quique Flores terminó como el rosario de la aurora tras una actuación chirriante del Atlético frente a un Athletic bien majo que acecha los puestos de la Champions. El conjunto vasco sacó provecho del despiporre de la defensa madrileña, un territorio fronterizo en el que reina el desconcierto. La sociedad que formaron Iraola y Toquero enchufó al Athletic con dos goles, los primeros de la temporada del compañero de Llorente, y el Atlético quedó sumido en la depresión. La grada acabó exigiendo la marcha de los gestores del club.

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El partido de la amnistía y la alegría que proponía Quique Flores terminó como el rosario de la aurora tras una actuación chirriante del Atlético frente a un Athletic bien majo que acecha los puestos de la Champions. El conjunto vasco sacó provecho del despiporre de la defensa madrileña, un territorio fronterizo en el que reina el desconcierto. La sociedad que formaron Iraola y Toquero enchufó al Athletic con dos goles, los primeros de la temporada del compañero de Llorente, y el Atlético quedó sumido en la depresión. La grada acabó exigiendo la marcha de los gestores del club.

El Atlético ha entrado en una espiral autodestructiva en la que ya no se siente importante. El cuadro rojiblanco ya no se reconoce en el espejo como un equipo guapo y con condiciones. La situación es tan crítica que el vestuario ha perdido ese aroma irreverente que le llevó a ganar dos títulos y disputar tres finales. La jornada de reflexión comenzó en silencio, con una indiferencia sobrenatural para un estadio por lo habitual muy agradecido, y concluyó, bajo una manta de agua, con la grada mostrando su descontento con la familia Gil mientras silbaba a Forlán y aplaudía a Toquero.

La defensa colchonera es un territorio donde reina el desconcierto y nadie gobierna

Quique contribuyó a la caraja del Atlético dejando fuera del once a Juanfran en favor de Elías. El dibujo del técnico trasladó a Reyes a la posición de enganche, en la que no destacó, salvo algún pase entre líneas a Agüero. Con el equipo a verlas venir, paralizado y sin ritmo, el Kun se erigió como el único argumento ofensivo, pero sus remates se encontraron siempre con los reflejos de Iraizoz. La pimienta del argentino no bastó para superar la última línea de los de Caparrós, muy cómoda porque los ataques del Atlético, con las alas cortadas y Tiago a años luz de su mejor versión, llegaban casi siempre por dentro y a paso de tortuga.

El quiero y no puedo local dio paso a un Athletic con las ideas muy claras. Muniain y Toquero achuchaban la salida del Atlético solo cuando Perea era el conductor del balón. La presión adelantada del conjunto bilbaíno, con Javi Martínez imperial en el círculo central, multiplicó los errores del Atlético, que se vio sometido a un bombardeo de balones cruzados. En uno de ellos, el árbitro pitó penalti de Perea a Llorente y expulsó al colombiano. El riojano falló desde los 11 metros y, aunque la decisión espoleó a la escuadra del Manzanares, el partido estaba decantado. Por más que Forlán pudiera adelantar a su equipo, pero el uruguayo ajustó tanto su remate tras un contragolpe que lo mandó fuera. La respuesta del Athletic no se hizo esperar: un centro de Iraola al palo largo en el descuento lo cazó Toquero de primeras con De Gea entre los palos haciendo la estatua. La expulsión de Perea y el acierto de Toquero fueron demasiado para un equipo arrinconado en el diván.

La desidia del Atlético continuó tras el descanso aunque Quique moviera ficha mandando a galeras a Elías y reforzando la zaga con Domínguez. Dio lo mismo. El Athletic no perdió la cara al duelo. Apagado Forlán, desesperado el Kun, con todos los ojos de la defensa pendientes de Llorente, Toquero mató el encuentro después de una bonita combinación de Javi Martínez e Iraola. El Athletic pescó en aguas revueltas.