Fracasa la izquierda en Cataluña

No tengo palabras para agradecer a Javier Cercas su artículo del sábado 15 de enero El fracaso de la izquierda en Cataluña, con el que me identifico absolutamente. He mandado copias a todos los amigos, muy buenos amigos, que dejé en Mallorca tras los siete años que viví allí y con los que lo único que provocaba desencuentros era el tema del nacionalismo, la lengua, el Decreto de Nueva Planta y cosas así. Nunca fui capaz de convencerlos de que yo no era un irredento nacionalista español. Tanto da que aprendiera pronto catalán, me emparejara con una mallorquina o que les prefiriera a ello...

No tengo palabras para agradecer a Javier Cercas su artículo del sábado 15 de enero El fracaso de la izquierda en Cataluña, con el que me identifico absolutamente. He mandado copias a todos los amigos, muy buenos amigos, que dejé en Mallorca tras los siete años que viví allí y con los que lo único que provocaba desencuentros era el tema del nacionalismo, la lengua, el Decreto de Nueva Planta y cosas así. Nunca fui capaz de convencerlos de que yo no era un irredento nacionalista español. Tanto da que aprendiera pronto catalán, me emparejara con una mallorquina o que les prefiriera a ellos para trasnochar antes que a otros forasteros con los que, pensarían, yo debía formar una unidad de destino en lo universal.

El artículo es tan clarificador que me veo en la necesidad de pedir a Cercas una segunda parte. Necesito que continúe con el asunto de la lengua y los nacionalismos iluminando el camino a seguir pero introduciendo un vector: los movimientos de población, tanto de los peninsulares que creen estarse moviendo todavía por su propio país y dominan una de las lenguas oficiales, como de los extranjeros, un sueco, pongamos, o un senegalés. ¿Cuáles deben ser los objetivos y los procedimientos de las políticas de inmigración? ¿Deben ser iguales o diferentes en ambos casos?