Otra vez...
Leo nuevamente la noticia sobre la muerte de una mujer a manos de un hombre.
Suben y suben las cifras, es espeluznante; pero la noticia que leo el martes 21 de diciembre en la sección de Sociedad de su diario es aún más dolorosa. Ha muerto una discapacitada psíquica de 24 años a la que su marido había amenazado de muerte varias veces; ¡y ella lo había denunciado! Ni el fiscal ni las juezas fueron capaces de ver más allá de lo que, probablemente, les parecieran exageraciones de una discapacitada.
Esta lacra terrible o las actitudes machistas, tan frecuentes aún entre nosotros, me ...
Leo nuevamente la noticia sobre la muerte de una mujer a manos de un hombre.
Suben y suben las cifras, es espeluznante; pero la noticia que leo el martes 21 de diciembre en la sección de Sociedad de su diario es aún más dolorosa. Ha muerto una discapacitada psíquica de 24 años a la que su marido había amenazado de muerte varias veces; ¡y ella lo había denunciado! Ni el fiscal ni las juezas fueron capaces de ver más allá de lo que, probablemente, les parecieran exageraciones de una discapacitada.
Esta lacra terrible o las actitudes machistas, tan frecuentes aún entre nosotros, me rompen las entrañas. ¿Para cuándo una formación intensa, permanente, en todos los currículos escolares, que poco a poco vaya haciendo ver a los niños y jóvenes que ser hombres no debiera significar, jamás, ser más bruto... hasta poder llegar a ser un asesino?