Después de Cancún
En Cancún no han descarrilado los esfuerzos de la ONU para obtener un acuerdo que pueda con el calentamiento. Pero no se ha avanzado prácticamente nada, sobre todo si se mide con todo lo que hay que hacer. El mundo necesita ir a velocidad de AVE y estamos casi parados.
Los negociadores, que han trabajado como fieras, han respirado porque han obtenido más de lo esperado después del desastre de Copenhague. Han impedido que descarrilen las negociaciones. Se puede seguir negociando. Habrá que obtener el dificilísimo y casi imposible acuerdo suficiente en Durban el año que viene.
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En Cancún no han descarrilado los esfuerzos de la ONU para obtener un acuerdo que pueda con el calentamiento. Pero no se ha avanzado prácticamente nada, sobre todo si se mide con todo lo que hay que hacer. El mundo necesita ir a velocidad de AVE y estamos casi parados.
Los negociadores, que han trabajado como fieras, han respirado porque han obtenido más de lo esperado después del desastre de Copenhague. Han impedido que descarrilen las negociaciones. Se puede seguir negociando. Habrá que obtener el dificilísimo y casi imposible acuerdo suficiente en Durban el año que viene.
No hay que dormirse. Cancún no va a enfriar el clima. Siguen los problemas donde estaban, tan fuertes como antes. Reducir el CO2 es muy caro y supone muchos cambios en nuestro consumo, pero sobre todo permanecen los que frenan todo avance. Son los políticos inconscientes y los dueños del petróleo y de las industrias más contaminantes con sus fanáticos negacionistas.
Lo tenemos muy duro todo este año. Hay que exigir al Gobierno que descubra que su máxima prioridad política es luchar contra el calentamiento. Intensificar acciones contra el CO2 todos y sobre todo el Gobierno que es quien más puede. Es la única opción. Vamos contra reloj y cada año con menos tiempo.