Teatro Central presenta el monólogo de Brouwers sobre su madre

A Jeroen Brouwers no le marcó tanto que los japoneses le encerrasen con su familia durante tres años en un campo de concentración de Yakarta (Indonesia), antigua colonia holandesa donde residía. Lo que le destrozó fue la convivencia con su madre, con la que compartió reclusión y después le metió, de los seis a los 18 años, en un internado. La vida de este escritor, que no fue al funeral de su progenitora, se convierte esta noche en un monólogo, en el Teatro Central de Sevilla.

Dirk Roofthooft ejerce de Brouwers desde hace seis años en Rojo reposado, el montaje de la compañía Tone...

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A Jeroen Brouwers no le marcó tanto que los japoneses le encerrasen con su familia durante tres años en un campo de concentración de Yakarta (Indonesia), antigua colonia holandesa donde residía. Lo que le destrozó fue la convivencia con su madre, con la que compartió reclusión y después le metió, de los seis a los 18 años, en un internado. La vida de este escritor, que no fue al funeral de su progenitora, se convierte esta noche en un monólogo, en el Teatro Central de Sevilla.

Dirk Roofthooft ejerce de Brouwers desde hace seis años en Rojo reposado, el montaje de la compañía Toneelhuis, basado en el libro autobiográfico Bezonken rood, que se repite también mañana en la capital andaluza. "Nunca ha tenido una relación normal con ninguna mujer", afirma el actor sobre Brouwers, reconocido autor en su país, que, con 70 años, vive en Zutendaal (Holanda), en medio del bosque.

Sobre el escenario, seis cámaras rodean a Roofthooft, que lleva un pequeño micrófono porque no importa solo lo que dice, también le definen los silencios, y más aún sus atormentados susurros. En España, actúa en castellano, pero, según el país, habla en otros cuatro idiomas. Frente a las carencias de Brouwers, el monólogo de dos horas rebusca en los vínculos afectivos con su madre. Por eso, al actor y al director Guy Cassier les preocupaba cómo se tomaría la adaptación. Hace seis años, apareció en la cuarta representación con 40 amigos. "Al terminar, me dijo, con un cigarro en la boca: 'oh, me siento muy transparente".

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