Reportaje:EL GRAN CLÁSICO | Histórico festival azulgrana

"Esta derrota es fácil de digerir"

Mourinho dice que el Barça es un "producto acabado", al contrario que el Madrid, y que la goleada no refleja la diferencia entre ambos

José Mourinho nunca había recibido cuatro goles. Ayer encajó cinco en la derrota más grave de su carrera como entrenador. Para un hombre que acapara tanto protagonismo, que asume tanto poder y que pretende controlar cada detalle, la goleada debió de resultar particularmente dolorosa. El entrenador del Madrid, sin embargo, mostró su semblante más digno al salir del campo. Fue, junto a Alonso, el único rostro parlante del vestuario madridista porque el club organizó una retirada silenciosa de sus jugadores. Con esta medida, escenificó fuera del terreno la impotencia que los jugadores demostraron...

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José Mourinho nunca había recibido cuatro goles. Ayer encajó cinco en la derrota más grave de su carrera como entrenador. Para un hombre que acapara tanto protagonismo, que asume tanto poder y que pretende controlar cada detalle, la goleada debió de resultar particularmente dolorosa. El entrenador del Madrid, sin embargo, mostró su semblante más digno al salir del campo. Fue, junto a Alonso, el único rostro parlante del vestuario madridista porque el club organizó una retirada silenciosa de sus jugadores. Con esta medida, escenificó fuera del terreno la impotencia que los jugadores demostraron dentro: volvieron a dejarlo todo en manos de Mourinho, que otra vez acaparó una responsabilidad excesiva.

"En estas situaciones te sientes impotente para cambiar lo que no puedes cambiar"
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El técnico dio sus explicaciones con una discreción y una prudencia poco comunes en sus comparecencias públicas. "¿Humillación? ¡Para nada!", descartó; "es la mayor derrota de mi carrera. Nunca había perdido 5-0. Sin duda. Pero es una derrota muy fácil de digerir. Es una derrota sin posibilidades de ganar, no de esas que te dejan con un sabor difícil de aceptar, porque ha influido el árbitro, o porque no merecías perder, o por mala suerte, porque has mandado tres balones al palo. Este es un partido fácil de comentar. Ha habido un equipo que ha jugado al máximo de su potencial y otro que ha jugado muy mal. Ha sido una derrota muy merecida".

Mourinho dijo que si no salió del banquillo no fue porque se escondiera sino porque era demasiado tarde para echar un cable al equipo. "No han sido los 45 minutos peores de mi carrera", comentó; "no ha sido un partido de tensión, en el que me he quedado con la sensación de poder ayudar a mi equipo. Lo intenté hacer en el intervalo. Cuando meten el 3-0, el partido está terminado. Quería que el equipo no perdiera su equilibrio ni su dignidad y por eso reforcé la media con Lass... En estas situaciones te sientes impotente para cambiar lo que no puedes cambiar".

"Salgo desilusionado porque me esperaba mucho más", confesó Mourinho, negando estar enojado con sus futbolistas por el bajo rendimiento; "pero los jugadores, como colectivo e individualmente, también están decepcionados. Obviamente, ellos se esperaban mucho más. Todos salimos con esta sensación de decepción, pero el partido terminó. Hoy no tenemos más que hacer. Pasado mañana debemos continuar con el trabajo. Este es un campeonato a 20 puntos, no a cuatro".

Mourinho descartó que el marcador sea el reflejo de la desigualdad deportiva entre los dos equipos. "El 5-0 no refleja la diferencia", dijo; "la diferencia la demostrarán los puntos al final del torneo. La semana pasada estábamos un punto por delante y ahora dos por detrás. Siempre he dicho que este Barcelona es un producto acabado. Siempre dije que el Madrid, a pesar de jugar muy bien, no es un producto acabado. El resultado es un premio para el que ha jugado muy bien y un castigo para el que ha jugado muy mal. He salido de este campo muchas veces con la sensación de que había perdido injustamente. Con el Chelsea y el Inter sufrí muchas derrotas difíciles de digerir", prosiguió.

El técnico madridista sabe que la labor más complicada que tiene ante sí será restituir la moral a su plantilla. "Espero que no afecte psicológicamente a los jugadores", declaró; "hablé un par de minutos con ellos y les dije que el campeonato no ha terminado hoy. La temporada, tampoco. ¿Quién sabe si volveremos a este estadio en pocos meses? El año pasado salí derrotado del Camp Nou en la primera fase de la Champions con el Inter y toda la gente se reía y disfrutaba, pero después ellos vieron la final en televisión. A ver si volvemos".

"Ahora hay que tener carácter", prosiguió, a modo de arenga. "No me gusta tener que esperar hasta el sábado para jugar otra vez en la Liga [contra el Valencia en el Bernabéu]. Es mucho tiempo". Mourinho no se quiso detener en el análisis de las situaciones tácticas. Le pareció banal en un partido como el de ayer, resuelto por aspectos más trascendentales y misteriosos, imposibles de contener en una pizarra. "No creo que el Barça nos haya hecho daño por las bandas", rechazó; "creo que hemos regalado dos goles cerca del ridículo. Si se viera la facilidad con que perdimos los uno contra uno... Tuvimos mucha culpa. Y con 2-0 por detrás, contra un equipo con un contragolpe tan rápido..., tienes dos opciones: o juegas para quedarte así o subes más alto a presionar, y así otra vez te cogen al contraataque y te hacen más goles. Ellos hicieron un partido fantástico. Hemos recibido un resultado históricamente negativo. Pero tenemos que continuar".

Mourinho y Guardiola, tras la consecución del segundo tanto del Barça.REUTERS

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