Columna

Renovar el compromiso

Desgraciadamente, no pasa semana que las noticias nos informan de una nueva mujer asesinada, de otra mujer muerta a manos de su pareja o ex pareja. La estadística parece dispararse, enterrando la esperanza de que las víctimas por violencia machista empezaran a menguar.

En lo que llevamos de año son ya 63 mujeres asesinadas. Estos datos evidencian que la lucha será larga y difícil. Por esto, además de la aplicación de la ley integral, es necesario continuar con el compromiso social, desarrollando instrumentos relacionados fundamentalmente con la educación, la prevención y la sensibilizac...

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Desgraciadamente, no pasa semana que las noticias nos informan de una nueva mujer asesinada, de otra mujer muerta a manos de su pareja o ex pareja. La estadística parece dispararse, enterrando la esperanza de que las víctimas por violencia machista empezaran a menguar.

En lo que llevamos de año son ya 63 mujeres asesinadas. Estos datos evidencian que la lucha será larga y difícil. Por esto, además de la aplicación de la ley integral, es necesario continuar con el compromiso social, desarrollando instrumentos relacionados fundamentalmente con la educación, la prevención y la sensibilización.

Cada día es más urgente comprometernos con el trabajo de hacer posible una sociedad basada en el respeto a la vida, a los derechos humanos, eliminando la cultura de la violencia de nuestra cotidianidad.

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Este compromiso debe ser absoluto, no nos podemos permitir las dobles morales. Sabemos que, mediante las nuevas formas del machismo, la baja intensidad, se está atacando constantemente la imagen pública de las mujeres, con declaraciones de políticos, de tertulianos, de impresentables...

Revestidas de falso liberalismo, apelando a la libertad de expresión, incluso calificando de mojigatas a las que lo denunciamos, se producen declaraciones y manifestaciones públicas que denigran a las mujeres, dejándolas reducidas a objetos de placer sexual de los machos, convirtiéndolas en seres malvados que buscan la perdición y los bienes económicos (he aquí la cuestión) de los hombres, mediante denuncias falsas de maltratos, calificándolas de manipuladoras de las hijas y los hijos, con aquello que se han inventado del síndrome de alienación parental (SAP).

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Curiosamente, los mismos que claman al cielo porque la Ley sobre Salud Sexual y Reproductiva y las normas sobre distribución de la denominada píldora del día después dejaba a las mujeres menores decidir sobre su cuerpo, permiten que a los medios de comunicación públicos que controlan, trabajan y hablan personajes como los que las últimas semanas nos han dado cuenta de sus concepciones sobre las mujeres.

Y no olvidamos nuestra televisión pública, Canal 9. El caso de denuncia por acoso sexual a trabajadoras del ente, con la absoluta inhibición de la dirección general de Ràdio Televisió Valenciana, que conociendo los hechos, no tomó ninguna medida; es la punta del iceberg. Solo tenemos que mirar la imagen de las mujeres que propicia la cadena, repasar los contenidos publicitarios, especialmente cuando llega la campaña de Navidad...

Todas estas violencias contra las mujeres, las que sutilmente merman nuestra imagen pública, nuestra credibilidad, están en la base de la otra violencia, la que unánimemente se denuncia. El 25 de noviembre, no lo olvidemos, pedimos la erradicación de la violencia hacia las mujeres, de todas las formas de violencia en cualquier lugar del mundo.

Firman también este artículo Encarna Signes y Climent, Consuelo Marín, Ofelia Vila Hernández, Inés Giménez Garrido, Isabel Muñoz Fernández, María Jesús González Fontana, Maman Gimeno, Elvira Ródenas y Marina Calatayud Cuesta, del colectivo Ciudadanas Feministas.

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