Reportaje:

La pegada de Morel

Su padre, ex jugador, y Maradona, cincelaron el golpeo del lateral deportivista

Hay en el Deportivo una larga tradición de laterales zurdos incisivos, futbolistas capaces de galvanizar al equipo desde la línea de cal, de "ganar partidos", dice el técnico Miguel Ángel Lotina de Filipe, el último inquilino de la banda. Antes del brasileño estuvieron Capdevila, Romero, Bonnissel o Nando. Más atrás en el tiempo cabe un recuerdo para Silvi o Richard. Todos se iban hacia adelante. Ahora, mientras madura Raúl, la última esperanza que crece en la cantera, el Deportivo deja el flanco izquierdo a Claudio Morel Rodríguez, un paraguayo de hablar pausado y que advierte mientras mastic...

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Hay en el Deportivo una larga tradición de laterales zurdos incisivos, futbolistas capaces de galvanizar al equipo desde la línea de cal, de "ganar partidos", dice el técnico Miguel Ángel Lotina de Filipe, el último inquilino de la banda. Antes del brasileño estuvieron Capdevila, Romero, Bonnissel o Nando. Más atrás en el tiempo cabe un recuerdo para Silvi o Richard. Todos se iban hacia adelante. Ahora, mientras madura Raúl, la última esperanza que crece en la cantera, el Deportivo deja el flanco izquierdo a Claudio Morel Rodríguez, un paraguayo de hablar pausado y que advierte mientras mastica las palabras: "A mí me trajeron para defender".

Sin la capacidad de despliegue de sus antecesores, Morel quiere ofrecer los valores sobre los que edificó una sólida carrera en el fútbol argentino, los que le llevaron a jugar el último Mundial con la selección de su país, Paraguay. "A los dos años me fui a vivir a Argentina, pero soy paraguayo", aclara. También tenía que ser futbolista. "Lo llevo en la sangre", dice.

Asegura que el no haber hecho pretemporada está lastrando su juego
Su palmarés en Argentina: cuatro ligas y una Copa Libertadores
"Yo vine a defender", alega cuando recuerda a sus antecesores
"Nos dolió el trato de la prensa y la afición española a Paraguay"
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Su padre, Eugenio, fue un respetable delantero, un wing izquierdo, un extremo con gol gracias a un potente disparo y con una historia tras de sí porque partió con su familia desde Asunción para criarse en el paupérrimo suburbio de Villa Fiorito cerca de los Maradona. Con los años Diego y Eugenio jugaron juntos en Argentinos Juniors, pero el lateral deportivista sólo tiene referencias gráficas y orales. "Apenas tenía dos años, no vi jugar a mi padre, pero me marcó mucho porque soñaba con seguir su camino y de él aprendí a golpear duro y preciso para sacar beneficio a balón parado". También, a la postre, de Maradona, al que se vio aconsejarle en el golpeo durante una gira de Boca por Europa.

Pero tras diez años en San Lorenzo y seis en Boca a Morel Rodríguez le llegó la oportunidad europea. Fue casi al límite del mercado de fichajes cuando se cerró su pase al Deportivo, un detalle que, asegura, incide en un rendimiento inicial discontinuo en el que ha mostrado tanto oficio como rémoras físicas. "Hice la pretemporada con un entrenador personal y no es lo mismo que trabajar con un grupo, llegué sin practicar fútbol, apenas conocí a mis compañeros y salté al campo", se disculpa. Llegó además a otro fútbol: "Lo que más he notado es el ritmo diferente, no la intensidad, que en Argentina la hay, pero sí la velocidad de los campos, que aquí se mojan y no son tan lentos, el césped está corto y lindo".

Lotina tiene claro que es su primera opción para el lateral zurdo y le esperará confiado en un pedigrí de once títulos, entre ellos cuatro ligas y una Copa Libertadores, en la que triunfó como central. "Es una posición a la que me puedo adaptar, pero prefiero el lateral y además en Europa es complicado que juegue en el medio por mi baja estatura", asume.

Quizás hasta podría llegar a ser una opción más para el eje de la zaga. Tiraría de casta, la que sobra en su país, estrujado entre gigantes, pero siempre presto a alzar la voz. En lo futbolístico lo hicieron en el Mundial de Sudáfrica, que era el primero para Morel, un campeonato para recordar porque Paraguay llegó a su cota histórica, los cuartos de final, pero también para lamentar porque tuvieron en su mano el duelo que les eliminó contra España. "Era nuestra gran oportunidad. Quien sabe lo que hubiera pasado si marcamos el penalti y nos ponemos en ventaja. Está claro que seguimos teniendo un grupo con jugadores de jerarquía y buen trato de balón, un colectivo muy unido y humilde, pero Sudáfrica era nuestro momento".

Lo abortó la selección española, a la postre campeona del mundo, en una segunda parte frenética, un cara y cruz que demostró que las distancias entre ambas escuadras no eran tan grandes como algunos presumían. Morel y su gente querían demostrarlo. "Nos dolió que se nos hiciera de menos en los días previos al partido, nos molestó mucho porque parte de los medios de comunicación y de la afición española nos menospreció por ser Paraguay. Somos pequeños, pero salimos a muerte a defender a nuestro país".

El sentimiento hacia la camiseta blanquiazul no puede ser el mismo, pero Morel advierte. "Llego a Europa con la ilusión de quien empieza un nuevo proyecto y no voy a cambiar nada de lo que me dio frutos a lo largo de mi carrera: entrega y sacrificio".

Morel disputa un balón en el primer partido de liga contra el Zaragoza.AS

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