ANÁLISIS

Ganan los dos

Con el acuerdo cerrado ayer entre el Gobierno y el PNV con los traspasos de las políticas de empleo se abre la puerta a la aprobación de los Presupuestos de 2011, principal reto político que se le presentaba a José Luis Rodríguez Zapatero para asegurar la estabilidad de su Gobierno hasta el final de la legislatura. Zapatero ha roto, de este modo, el cerco político impuesto por todos los partidos, especialmente CiU, y ha superado una soledad que hacía peligrar el final de su mandato con unas elecciones anticipadas.

Aunque el pacto no tiene el rango de legislatura, no solo allana la aprob...

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Con el acuerdo cerrado ayer entre el Gobierno y el PNV con los traspasos de las políticas de empleo se abre la puerta a la aprobación de los Presupuestos de 2011, principal reto político que se le presentaba a José Luis Rodríguez Zapatero para asegurar la estabilidad de su Gobierno hasta el final de la legislatura. Zapatero ha roto, de este modo, el cerco político impuesto por todos los partidos, especialmente CiU, y ha superado una soledad que hacía peligrar el final de su mandato con unas elecciones anticipadas.

Aunque el pacto no tiene el rango de legislatura, no solo allana la aprobación de los Presupuestos sino que facilita el acuerdo para las principales leyes económicas que tiene que aprobar el Ejecutivo en los próximos meses, como la Ley de Economía Sostenible. El acuerdo es de tal envergadura que el propio Zapatero lo rubricó con un encuentro político en La Moncloa, al mediodía, con el líder del PNV, Iñigo Urkullu.

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Con el acuerdo, no solo gana Zapatero, que asegura los Presupuestos sin el coste de la ruptura de la caja única de la Seguridad Social. Gana el PNV al lograr un traspaso pionero en el Estado de las Autonomías, las bonificaciones de las cuotas empresariales para el empleo, por la metodología del Cupo, con una valoración de 472 millones.

Pero, sobre todo, en el terreno político, evita el adelanto electoral. El PNV temía, si el Gobierno no salvaba los Presupuestos, la precipitación de unas elecciones anticipadas que facilitara el camino a La Moncloa al PP pues, como partido de la oposición en Euskadi, quedaría laminado. A la par, el PNV logra un protagonismo clave en Euskadi. Se presenta como un partido que, pese a no gobernar esa comunidad, es capaz de mediar con La Moncloa y lograr avances en el autogobierno. Y centra su figura como partido ante el empresariado y el sector de la opinión vasca que perdió en la etapa de Ibarretxe por sus aventuras soberanistas.

La tercera pata del acuerdo es el Gobierno vasco y su lehendakari, el socialista Patxi López. Aunque López ha sido informado regularmente de las negociaciones y lo primero que hizo Zapatero tras reunirse con Urkullu fue llamarle, el acuerdo desdibuja su figura. Hoy, en el debate tradicional de política general en el Parlamento vasco, el lehendakari tratará de paliar esta situación con el recuerdo de que, al final, el paquete traspasado lo negociará su Gobierno.

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