El agitador de Esperanza Aguirre

Juan Soler-Espiauba (Santander, 1960) es un pata negra. Uno de esos políticos que considera que llevan el Partido Popular en su ADN. Se afilió a Nuevas Generaciones en 1978 cuando el partido aún se llamaba Alianza Popular (AP). Tenía 18 años. El ahora portavoz adjunto del PP en la Asamblea de Madrid ha convertido sus intervenciones en los plenos regionales en una colección de salidas de tono.

"Es el agit prop de Esperanza Aguirre", desliza un compañero de partido. Le gusta exhibir su aguirrismo. "A veces, cuando ella dice algo, yo ya estaba pensando lo mismo". En la...

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Juan Soler-Espiauba (Santander, 1960) es un pata negra. Uno de esos políticos que considera que llevan el Partido Popular en su ADN. Se afilió a Nuevas Generaciones en 1978 cuando el partido aún se llamaba Alianza Popular (AP). Tenía 18 años. El ahora portavoz adjunto del PP en la Asamblea de Madrid ha convertido sus intervenciones en los plenos regionales en una colección de salidas de tono.

"Es el agit prop de Esperanza Aguirre", desliza un compañero de partido. Le gusta exhibir su aguirrismo. "A veces, cuando ella dice algo, yo ya estaba pensando lo mismo". En la Asamblea, es frecuente verlo aplaudir con vehemencia cada una de las intervenciones de la presidenta.

Recientemente, publicó un comentario en su blog en el que insultaba a dos compañeros de partido (Iñaki Oyarzabal, secretario general del PP vasco, y a Nacho Uriarte, presidente de Nuevas Generaciones) por defender a Garzón y a Bono respectivamente. Al ver que su reflexión generó un gran revuelo quiso rectificar. Pero lo hizo a medias y con petulancia.

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Casi toda su carrera política ha discurrido en los pasillos de la Cámara madrileña. Sin olvidar su paso por Faes, la fundación ideológica dirigida por el ex presidente Aznar. Fue designado diputado por primera vez en 1987. Ha sido testigo casi ininterrumpidamente de la azarosa vida parlamentaria de Madrid. Con una excepción, en 1999 el entonces presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, lo excluyó de las listas. Desde entonces, aprovecha cualquier oportunidad para meterle el dedo en el ojo. Así, le acusó de "querer lavar la cara al despótico régimen chino", por visitar Pekín para promocionar la candidatura olímpica de Madrid.

Licenciado en Historia, Políticas y casi en Derecho -"Me quedan tres asignaturas"- es muy buen orador, pero con frecuentes excesos verbales. "Soy muy transparente. Si tengo que decir algo, lo digo y ya está. Si me equivoco lo reconozco y pido disculpas", explica. Entre los que han merecido sus destemplados comentarios acompañan a Trinidad Jiménez, Pedro Almodóvar, el rector de la Complutense, Carlos Berzosa, y la propia Esperanza Aguirre, que se llevó su ración por no incluirle en el Gobierno regional.

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