Cartas al director

Tradición, cultura, legitimación

Todavía hoy suelen realizarse ciertas prácticas culturales dudosamente éticas, y que pueden incluso llegar al extremo de tortuosas, en su significado más literal, escudándose en la simple tradición.

Por ello, cabe preguntarse cuáles son las implicaciones de esta, histórica y moralmente. Así, la historiadora americana Lynn Hunt nos hace ver en una de sus obras, La invención de los derechos humanos, que la novela, uno de los elementos culturales más venerado actualmente, fue seriamente demonizada por religiosos, pero también por filósofos, médicos y hombres de ciencia.

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Todavía hoy suelen realizarse ciertas prácticas culturales dudosamente éticas, y que pueden incluso llegar al extremo de tortuosas, en su significado más literal, escudándose en la simple tradición.

Por ello, cabe preguntarse cuáles son las implicaciones de esta, histórica y moralmente. Así, la historiadora americana Lynn Hunt nos hace ver en una de sus obras, La invención de los derechos humanos, que la novela, uno de los elementos culturales más venerado actualmente, fue seriamente demonizada por religiosos, pero también por filósofos, médicos y hombres de ciencia.

Al mismo tiempo, la tortura -todo ello en la Francia de pleno siglo XVIII-, era ampliamente justificada por su larga antigüedad y universalidad; argumentos estos tan poderosos como vacíos de significado.

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Así pues, y por simple coherencia, deberíamos hacer nuestra, de todos, la definición del filósofo Herbert Marcuse en la que afirma que la cultura, entendida como proceso de humanización, solo puede ser posible, y cito textualmente, con la "exclusión de toda crueldad, fanatismo y violencia no-sublimada". Solo así conseguiremos un progreso sin barbarie.

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