Cartas al director

Hipocresía sobre los toros

Los nacionalistas catalanes han conseguido prohibir las corridas de toros.

Ahora les falta prohibir los correbous en los que a los animales se les tortura con la salvajada de colocarles antorchas ardiendo; la caza que deja cada año a miles de animales heridos y desangrados en los cotos de Cataluña; el deporte de la pesca con sus anzuelos y arpones que atraviesan a unos animales para después ser devueltos al mar heridos de muerte; o los crueles experimentos con animales que traen tantos beneficios económicos a los laboratorios de Cataluña.

Pero resulta que acabar con todo e...

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Los nacionalistas catalanes han conseguido prohibir las corridas de toros.

Ahora les falta prohibir los correbous en los que a los animales se les tortura con la salvajada de colocarles antorchas ardiendo; la caza que deja cada año a miles de animales heridos y desangrados en los cotos de Cataluña; el deporte de la pesca con sus anzuelos y arpones que atraviesan a unos animales para después ser devueltos al mar heridos de muerte; o los crueles experimentos con animales que traen tantos beneficios económicos a los laboratorios de Cataluña.

Pero resulta que acabar con todo esto no les importa nada a estos hipócritas defensores de los animales. A muchos nacionalistas catalanes lo único que les importa es prohibir los toros por ser un símbolo de España.- Miguel Torres. Lleida.

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El toro bravo ha existido en todo el continente europeo. De norte a sur de Europa en todos sus campos se podían encontrar, hace muchos siglos, reses bravas en libertad. Hoy día, en Europa solo existen allí donde hay corridas de toros: España, Portugal y sur de Francia. En el resto de Europa fueron erradicados por ser animales peligrosos y económicamente no productivos, por no servir como ganado.

El Parlamento de Cataluña, en una sesión histórica, vota ahora la prohibición de las corridas de toros en dicha comunidad. Argumentos como maltrato a los animales y sus derechos son los que avalan a los opositores de las corridas de toros.

Al otro lado del ring están aquellos que argumentan que es parte de nuestra cultura y que da muchos puestos de trabajo. Ambos argumentos pueden ser válidos, no voy entrar a rebatirlos. Pero yo, sobre todo, me pregunto, ¿qué vamos a hacer con toda esa masa de reses bravas que ocupan nuestros campos una vez que hemos prohibido y finalmente terminado con su sufrimiento en las plazas? El toro bravo es un animal agresivo y peligroso. Los dueños de dichas ganaderías bravas querrán ganarse el pan de otra manera. ¿Les vamos a obligar a mantener animales peligrosos y no productivos en sus tierras? ¿Cuántos tipos de toros bravos existen en la actualidad? ¿Cuántos van a sobrevivir a esta defensa de sus derechos? Mucho me temo que con la desaparición de las corridas de toros vamos a hacer desaparecer también a un animal bellísimo, el toro.

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