Opinión

Raúl, esencia del madridismo

Calzadilla de los Barros, Badajoz -

Algunos, por razones de edad, no hemos conocido (al menos, siendo plenamente conscientes de ello) un Real Madrid que no fuese el de Raúl. Igual que otras generaciones tuvieron a Di Stéfano o a Butragueño, nosotros hemos tenido a Raúl.

El jugador número 7 madridista ha personificado, como ningún otro, lo mejor de la esencia del madridismo durante los 16 años que ha jugado en el primer equipo. El trabajo, el pundonor, la humildad, el señorío, y, por qué no decirlo, el éxito, han sido las señas que han definido su carrera, y, también, la historia del madridismo.

En él, por tanto, he...

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Algunos, por razones de edad, no hemos conocido (al menos, siendo plenamente conscientes de ello) un Real Madrid que no fuese el de Raúl. Igual que otras generaciones tuvieron a Di Stéfano o a Butragueño, nosotros hemos tenido a Raúl.

El jugador número 7 madridista ha personificado, como ningún otro, lo mejor de la esencia del madridismo durante los 16 años que ha jugado en el primer equipo. El trabajo, el pundonor, la humildad, el señorío, y, por qué no decirlo, el éxito, han sido las señas que han definido su carrera, y, también, la historia del madridismo.

En él, por tanto, hemos podido ver encarnados los rasgos definitorios de esa esencia del ser madridista de la que habíamos oído hablar a nuestros mayores. Una esencia que ni se compra ni se vende; que se cultiva en las categorías inferiores y florece en el equipo de Primera; que se abraza y se siente, que no es de "quita y pon" como las chaquetas o camisetas; que es para toda la vida.

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Una parte de esa esencia se evapora con la marcha de Raúl. Pero queda aún recogida en un sentimiento, el de toda una afición, la madridista, huérfana de padre, que, deshaciendo el nudo que le oprime la garganta, es capaz, aun hoy, de alzar la voz para decir al gran capitán un gracias con el corazón en la mano y el escudo en el pecho.

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