Reportaje:TOUR 2010 | 17ª etapa

Diálogos de duelistas

"Solo me interesaba la general, la etapa era secundaria", explica Contador - "Me veo tan fuerte que creo que puedo hacer algo en la contrarreloj", añade Schleck

Como dicen en Italia, que de fútbol entienden, el partido perfecto es el que termina cero-cero, pues es en el que ninguno de los dos equipos cede ante la ciencia y sabiduría del contrario. El duelo del Tourmalet fue, entonces y sin ironía, el duelo perfecto, pues no solo resolvió el Tour, que es lo que se le pedía, sino que terminó como combate nulo, un empate a cero después de que los dos duelistas intentaran con sus armas marcar el mayor número de goles y lograran, con su talento, detener todos los disparos. Terminó, además, con una llegada como las que manda la tradición y con un abrazo ent...

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Como dicen en Italia, que de fútbol entienden, el partido perfecto es el que termina cero-cero, pues es en el que ninguno de los dos equipos cede ante la ciencia y sabiduría del contrario. El duelo del Tourmalet fue, entonces y sin ironía, el duelo perfecto, pues no solo resolvió el Tour, que es lo que se le pedía, sino que terminó como combate nulo, un empate a cero después de que los dos duelistas intentaran con sus armas marcar el mayor número de goles y lograran, con su talento, detener todos los disparos. Terminó, además, con una llegada como las que manda la tradición y con un abrazo entre los contendientes como los que alegran el corazón.

"Ha sido lo normal, ¿no?" Al director de Andy Schleck, Bjarne Riis, tan frío, no le conmovía en la llegada ni la tribuna natural del Tourmalet, una cresta de montaña erizada de aficionados frente al minúsculo podio, que ridiculizaba cualquier intento de tribuna artificial. Su voz, baja, pelín triste, claro, monótona. "Los dos más fuertes dándolo todo, intentándolo todo. Ha sido bello". A Miguel Indurain, que ha borrado el recuerdo del sufrimiento y solo guarda en su memoria sus glorias, el escenario, estrecho, arañado a la montaña, sin embargo, le parecía pequeño. "En mis tiempos todo era más grande", dijo. "Y Contador aún no ha ganado el tercero. El Tour es impredecible. Andy y Contador están fuertes y los 52 kilómetros de contrarreloj darán para mucho. Los cuerpos están al límite, y la salud. Alberto está más cerca, pero lo que tiene que hacer en el futuro es pensar año a año, no empezar a obsesionarse con llegar a cinco, a seis, a lo que sea", contó Miguel.

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Al tercer día de amarillo, Contador al fin sonrió plácido y feliz, sin líneas de tensión en el rostro, sin sombras en la mirada, y habló en términos casi de corredor paciente, como el maestro Indurain, más que de los habituales de atacante. "Me tomaría con ganas una cerveza con limón", dijo al empezar a hablar con los periodistas. "Puede que me esté haciendo viejo, quizás". Se sentía poderoso e irónico, porque justo le acababan de apuntar que, en efecto, no parece tan fuerte como el año pasado en la etapa de Verbier, cuando ganó la etapa atacando en montaña sin que nadie, ni Andy, le pudiera seguir. "O puede también que la situación de carrera me haya hecho ser más conservador, pues no necesitaba atacar para controlar. Ha habido jornadas, como Mende, en que me encontraba muy bien, tan fuerte como el año pasado, y los datos que tengo lo confirman".

Los 10 kilómetros de subida rueda tras rueda, a ojos descubiertos, dio para momentos de diálogo de miradas y también de palabras. Mientras Contador no quiso desvelar de qué habló con su amigo, Andy dijo que simplemente le pedía que le diera relevos. "Pero hizo muy bien Contador no haciéndolo. Hizo lo que tenía que hacer", dijo Schleck, quien además reveló que no había ido a una marcha constante, sino que al menos le había cambiado de ritmo infructuosamente a Contador unas 15 veces. "Porque si me da un relevo aprovecho para atacarlo". "No le relevé porque ha ido muy fuerte toda la subida", dijo Contador. "Y eso me valía para sacar tiempo a Menchov y Samuel, que podían ser peligrosos para la contrarreloj". También Contador dijo que no es que dejara ganar a Schleck, sino que tampoco tenía interés en ganar en la cima, que tenía el valor añadido de los 5.000 euros del trofeo Henri Desgrange por llegar el primero al Tourmalet. "Estaba interesado en hacer diferencias para la general", dijo, "la etapa era secundaria".

Andy aún confía. "Antes de esto dije que quien saliera de amarillo del Tourmalet ganaba el Tour, ahora he cambiado el chip", dijo. "Me veo tan fuerte que creo que podré hacer algo en la contrarreloj". Contador tampoco daba el Tour por ganado. "Salir el último es un buen asunto, pues podré tener referencias de Schleck", dijo.

Contador ataca a Schleck en el tramo final del Tourmalet.AFP

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