Cartas al director

Cancún, una nueva oportunidad

Después de la decepción de la cumbre de Copenhague de diciembre de 2009 parece que la preocupación por el cambio climático ha pasado a un segundo término, como lo demuestra la escasa trascendencia de la reunión preparatoria de la próxima conferencia de las partes que se celebrará en Cancún, quizá la última oportunidad para negociar la continuación del Protocolo de Kioto, que vence en 2012.

Se esperaba en Copenhague un acuerdo vinculante, que estableciera unos porcentajes de reducción de gases con efecto invernadero más ambiciosos (se planteó, por ejemplo, una reducción de hasta el 80% d...

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Después de la decepción de la cumbre de Copenhague de diciembre de 2009 parece que la preocupación por el cambio climático ha pasado a un segundo término, como lo demuestra la escasa trascendencia de la reunión preparatoria de la próxima conferencia de las partes que se celebrará en Cancún, quizá la última oportunidad para negociar la continuación del Protocolo de Kioto, que vence en 2012.

Se esperaba en Copenhague un acuerdo vinculante, que estableciera unos porcentajes de reducción de gases con efecto invernadero más ambiciosos (se planteó, por ejemplo, una reducción de hasta el 80% de emisiones en el año 2050 en los países industrializados) y que creara mecanismos para compensar los efectos derivados del cambio climático en los países en vías de desarrollo. Por el contrario, solo se acordó una reducción voluntaria de emisiones inferior al 10%, cifra insuficiente para mitigar el calentamiento global, según la comunidad científica. Ante este estrepitoso fracaso se deberían intensificar los esfuerzos diplomáticos para conseguir que en Cancún se llegue a un acuerdo realista, esperanzador y sobre todo vinculante, que permita reducir drásticamente las emisiones de gases con efecto invernadero a escala mundial. El planeta se juega mucho.

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