Cinco años de cárcel para una mujer que estafó a un anciano

Yumisledis Y. L., una mujer de nacionalidad cubana de 31 años, ha sido condenada a cinco años de cárcel y al pago de 1,1 millones de euros por la Audiencia Provincial. La Sala Sexta la ha considerado culpable de un delito continuado de estafa por el que se apropió de bienes de un hombre de 87 años, Juan B., al que convenció para que vendiera todos sus inmuebles. A cambio de comprarse ella un chalé con los ingresos procedentes de estas ventas, la condenada prometió al anciano que le cuidaría los años que le quedasen de vida.

La sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Francisco...

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Yumisledis Y. L., una mujer de nacionalidad cubana de 31 años, ha sido condenada a cinco años de cárcel y al pago de 1,1 millones de euros por la Audiencia Provincial. La Sala Sexta la ha considerado culpable de un delito continuado de estafa por el que se apropió de bienes de un hombre de 87 años, Juan B., al que convenció para que vendiera todos sus inmuebles. A cambio de comprarse ella un chalé con los ingresos procedentes de estas ventas, la condenada prometió al anciano que le cuidaría los años que le quedasen de vida.

La sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Francisco Jesús Serrano Gassent, considera probado que la acusada "consiguió doblegar la voluntad del anciano" y que este otorgara ante notario el 13 de julio de 2007 un poder para que la mujer dispusiera de todos sus bienes.

Acto seguido, Yumisledis Y. L. vendió un local y un piso de Juan B. Por último, consiguió que su víctima le firmara un talón por importe de 369.000 euros. En total, la mujer obtuvo 1.152.467 euros, según consta en la sentencia. "Los poderes otorgados a la acusada por Juan B. eran tan amplios que los directores de tres sucursales bancarias advirtieron a la víctima de que le podía llevar a la ruina; de hecho, la acusada, con los poderes, trató de transferir todo el dinero de Juan a una cuenta suya, lo que no logró porque los bancos se negaron", destaca el fallo.

La sala ha valorado en su sentencia "la especial peligrosidad y maliciosidad mostrada por la acusada, que se aprovechó del carácter influenciable de la víctima y de su elevada edad para hacerse con su patrimonio". El fallo puede recurrirse ante el Tribunal Supremo.

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