Análisis:EL ACENTO

De cerdos y tercos

Pocos ciudadanos se alarmaron la semana pasada con los pésimos presagios del Banco Mundial sobre la economía española. Este organismo internacional alertó, con original visión analítica, de la "muy grave" situación de nuestro país, lo que ya ni siquiera mereció titulares en las portadas de los informativos. Hasta que un periodista de EL PAÍS revisó el informe: el Banco Mundial basaba su conclusión en un dato erróneo. España no forma parte del quinteto europeo más fuertemente endeudado y, por tanto, de ese club bautizado como UE-5. Era una equivocación garrafal y, además, sospechosa, pues los c...

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Pocos ciudadanos se alarmaron la semana pasada con los pésimos presagios del Banco Mundial sobre la economía española. Este organismo internacional alertó, con original visión analítica, de la "muy grave" situación de nuestro país, lo que ya ni siquiera mereció titulares en las portadas de los informativos. Hasta que un periodista de EL PAÍS revisó el informe: el Banco Mundial basaba su conclusión en un dato erróneo. España no forma parte del quinteto europeo más fuertemente endeudado y, por tanto, de ese club bautizado como UE-5. Era una equivocación garrafal y, además, sospechosa, pues los cinco países de esa liguilla son los que en los años noventa fueron bautizados como los PIGS (cerdos, en inglés); un juego de iniciales de Portugal, Italia, Grecia y España (Spain), al que a veces se añadía Irlanda, lo que, jugando con las letras, no diluye el despectivo acrónimo, que pasa a ser PIIGS.

Informado el Banco Mundial de su error, solo lo corrigió parcialmente, en tecnicismos, pero mantuvo la equivocación fundamental. Y volvieron a sonar las alarmas, pero esta vez no sobre los PIIGS, sino sobre la capacidad de este sesudo organismo multilateral para hacer el ridículo. "No permitas que la realidad te desmienta un titular", bromean los periodistas. "No dejes que las estadísticas acallen tus prejuicios", deberían recitar los analistas del Banco Mundial. Porque los cinco países de marras superaron la prueba de fuego ya en los años noventa, y el mundo financiero anglosajón tuvo que aparcar el peyorativo acrónimo hasta que llegó de nuevo la crisis.

Grecia y los demás, es cierto, vuelven a estar en graves dificultades, pero no están solos ni son los peores. Hay países, como Francia y el Reino Unido, con un mayor nivel de endeudamiento que el de España. La realidad, como la estadística, es terca, pero no más que los

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que deseaban recuperar el acrónimo. En Estados Unidos, el mayor fondo de inversión

del mundo, BlackRock, fue uno de los primeros en hacerlo, ya en febrero de 2008. El británico Financial Times, entre otros, se sumó. Habrá que tomárselo con sentido del humor y preguntarse por los conocimientos que exige el Banco Mundial para ser analista.

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