Reportaje:BARRIOS | El Progrés, en Vila-real

Rodeados de evolución

El barrio de El Progrés, en principio periférico, es ahora una isla en Vila-real

La casa que da nombre al barrio, al menos a parte de él, tienen inscrita su fecha de construcción: 1928. Sin embargo, el barrio Melilla, comenzó a construirse más tarde, cuando castellanos, murcianos y andaluces llegaron a Vila-real para formar parte de las plantillas de las fábricas, que empezaron a abrir después de que la helada del 56 y la caída del precio de la naranja acabaran con los ánimos de muchos agricultores. El que entonces se levantó como un barrio periférico, junto a pequeños masets diseminados y hoy destartalados, se encuentra ahora como una isla entre la ciudad en la que...

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La casa que da nombre al barrio, al menos a parte de él, tienen inscrita su fecha de construcción: 1928. Sin embargo, el barrio Melilla, comenzó a construirse más tarde, cuando castellanos, murcianos y andaluces llegaron a Vila-real para formar parte de las plantillas de las fábricas, que empezaron a abrir después de que la helada del 56 y la caída del precio de la naranja acabaran con los ánimos de muchos agricultores. El que entonces se levantó como un barrio periférico, junto a pequeños masets diseminados y hoy destartalados, se encuentra ahora como una isla entre la ciudad en la que se ha convertido Vila-real, con más de 50.000 habitantes, la zona de grandes viviendas residenciales, en el camino de la ermita, la vieja carretera a Onda y el campo de fútbol de un equipo de primera división, el Villarreal.

El alumbrado es escaso, las casas se deterioran y hay calles sin asfaltar
Ahora no hay ni un solo comercio. Hay que ir en coche al supermercado
Nuevos edificios han llevado a la zona a gente joven y más niños
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Pese a la cercanía con la "zona bien" y el acercamiento del casco urbano que ha otorgado el desarrollo del pueblo, el barrio envejece. Y aunque sus habitantes lo ven evolucionado, el caso es que el alumbrado es escaso, las casas que formaron la barriada (de estructura unifamiliar y escasa altura) se deterioran y las pequeñas operaciones de estética conviven con calles sin asfaltar y naves industriales. El servicio de transporte tan sólo llega a una punta del barrio y para la gente mayor, mayoría en la zona, resulta complicado alcanzar la parada del autobús. En cualquier caso, su crecimiento sí les ha concedido la apertura de un centro de salud y de colegios. Y dos pequeños parques de los que no son pocos los que se quejan ya que están levantados sobre piedra, un terreno que acaba endureciendo a los niños.

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Pero el barrio de El Progreso, que es el nombre oficial de esta zona de la segunda ciudad más grande de la provincia de Castellón, vive su propia vida. Sus habitantes hablan de su pueblo, pero no en referencia a Vila-real sino al propio barrio. Junto a ellos han visto cómo ha crecido no sólo el camino hacia la ermita, plagado de grandes villas, sino también otras edificaciones, características del boom inmobiliario, pareados y adosados. Pero ellos siguen si vida tranquila.

La presidenta de la Asociación de vecinos, Isabel Ríos, cuenta cómo sus padres fueron de los primeros en llegar, procedentes de Ciudad Real, en el año 63. "Había dos huertos grandes que se trocearon y se hicieron los solares" en los que se levantaron las primeras casas. La llegada de los padres de Isabel, como los de tantos otros, tuvo relación con el asentamiento de parientes en un barrio colindante, Casas de Capote, al que también llegaron desde distintos puntos de España. Manuel Botella llegó poco después, desde Málaga, en los años 70. "Vine de viaje de novios, la hermana de mi mujer vivía en el barrio de al lado y, como aquí había trabajo, nos quedamos", explica. Él vivió cómo entonces la villa Melilla abastecía a "todo el pueblo" de las necesidades más básicas, aunque fundamentalmente vendía caracoles y vino. Él también puso una tienda y, luego, un bar al que añadió un patio andaluz en el que hoy se siguen sirviendo largos almuerzos y en cazuela. Pero ahora no hay ni un solo comercio en el barrio. Quienes pueden se trasladan en coche a algún supermercado cercano. Los que no, acuden a la tienda que hay en el barrio de al lado. "La verdad es que estamos bastante abandonados", dice Ríos. Y pone varios ejemplos. "Desde el 94 venimos reclamando el asfaltado de varias calles y no lo hemos conseguido", cuenta. "En otra de las calles han puesto los bordillos pero no han puesto las aceras", añade. "Ya hay algún camino en el que los propios vecinos son los que han echado hormigón", concluye.

El caso es que en el mismo barrio se han construido, en los últimos años, edificios de viviendas que han llevado a la zona a gente joven, más niños, hijos de quienes vivieron toda la vida en un plácido El Progreso u otros que han encontrado una zona tranquila y mucho más barata que en otras zonas. "Pero como están al lado de los masets abandonados, se topan con las ratas", reconoce Isabel con resignación. Aún así, los vecinos de Melilla, de El Progreso, cuentan con una "casa del barrio" en la que reunirse, aprender danza del vientre o recibir clases para adultos. Y un centro para niños y jóvenes.

De la periferia a la "integración"

- Ubicación y población: El barrio El Progrés está ubicado en el noroeste de Vila-real, entre el camino de Onda, el estadio de fútbol de El Madrigal y el camino de la ermita. El también conocido como barrio Melilla acoge a más de un millar de personas.

- Diseño: Sus primeros habitantes fueron quienes diseñaron las calles y determinaron la morfología de un barrio compuesto por viviendas de escasa altura y unifamiliares.

- Paisanos. El Progrés mantiene en su vecindario a sus habitantes primitivos, a hijos de éstos o gente del pueblo que huye del centro a un precio barato. La Casa del Barrio sirve de nexo para todos ellos con la programación de actividades tanto para mayores como para niños y adolescentes.

- Ventajas. La tranquilidad del barrio es su principal virtud. Pese a que se creó como periférico, ahora se encuentra junto a las zonas residenciales más preciadas por los vilarrealense.

- Demandas. Los principales problemas para los vecinos son la carencia de alumbrado, la renovación de aceras y asfaltado de calles, así como la limpieza de solares y masets abandonados.

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