Análisis:EL ACENTO

Millones de 'perdidos'

La serie televisiva Lost (Perdidos) emitió ayer su último capítulo, seguido en directo en 59 países por millones de adictos a esta trama que se ha ido desarrollando y complicando hasta lo inexplicable durante seis años. Un fenómeno histórico porque ha cimentado la íntima simbiosis entre Internet y la televisión. Era tal el deseo de seguir los capítulos de la última temporada que los fans no podían esperar a que se emitiera en versión doblada y la bajaban de la web, pese a la mala calidad de la imagen y los subtítulos con traducciones precipitadas e inexactas.

No se puede hablar p...

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La serie televisiva Lost (Perdidos) emitió ayer su último capítulo, seguido en directo en 59 países por millones de adictos a esta trama que se ha ido desarrollando y complicando hasta lo inexplicable durante seis años. Un fenómeno histórico porque ha cimentado la íntima simbiosis entre Internet y la televisión. Era tal el deseo de seguir los capítulos de la última temporada que los fans no podían esperar a que se emitiera en versión doblada y la bajaban de la web, pese a la mala calidad de la imagen y los subtítulos con traducciones precipitadas e inexactas.

No se puede hablar propiamente de un fenómeno de márketing porque la audiencia ha ido creciendo a través del boca oreja y muchas veces en contra de los bolsillos e intereses de los productores; ni de comida rápida para la mente, porque el argumento no es sencillo. Es un entramado de historias que van y vienen en el tiempo, en el que hay elementos de ciencia-ficción, mística, romances, dilemas morales y misterio a partes iguales.

Hay algo más profundo o es solo entretenimiento? Como en todo fenómeno desbocado, no hay unanimidad. Una buena cantidad de espectadores se perdieron en el laberinto y abandonaron "la isla", convirtiéndose en enemigos. Otros disfrutaban tanto de las enrevesadas historias como de las discusiones y teorías que suscitaban. El éxito de los chats es otro de los fenómenos de esta serie global. Ayer, tras el final, muchos de los que madrugaron o simplemente no durmieron, salieron indignados y decepcionados, mientras otros levitaban de satisfacción. Y un tercer grupo, no menos numeroso, todavía se rasca la cabeza tratando de comprender qué significaba todo eso. Porque ese es el punto que ha enganchado a tanta gente: el enigma constante. Perdidos no es una serie de capítulos sueltos en escenarios más o menos fijos y personajes que se van haciendo familiares. Es una serie progresiva que exige máxima atención a los detalles, un enorme juego en el que quien se distrae, pierde.

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El ya famoso vuelo 815 de Oceanic que cae en una isla fuera de todos los mapas ha dado en la diana. ¿En cuál? Es difícil decirlo. En todo caso, adeptos y detractores sí parecen de acuerdo en una cosa: no habrá otra igual. Nadie lo soportaría.

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