Carlos remodela Chelsea a su gusto

El príncipe logra que se retire el proyecto vanguardista del arquitecto Rogers

Carlos de Inglaterra se ha salido con la suya en la última batalla emprendida contra las osadías de la arquitectura británica moderna. Un año después de que el príncipe recurriera a sus contactos con la familia real de Qatar para frenar el diseño rupturista de un nuevo complejo residencial en el barrio londinense de Chelsea, acaba de presentarse un proyecto alternativo que se adapta a los gustos mucho más clásicos del príncipe.

Allí donde el afamado arquitecto Richard Rogers concibió un recinto de cristal y acero acabará desplegándose una variedad de casas, apartamentos y zonas verdes, ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Carlos de Inglaterra se ha salido con la suya en la última batalla emprendida contra las osadías de la arquitectura británica moderna. Un año después de que el príncipe recurriera a sus contactos con la familia real de Qatar para frenar el diseño rupturista de un nuevo complejo residencial en el barrio londinense de Chelsea, acaba de presentarse un proyecto alternativo que se adapta a los gustos mucho más clásicos del príncipe.

Allí donde el afamado arquitecto Richard Rogers concibió un recinto de cristal y acero acabará desplegándose una variedad de casas, apartamentos y zonas verdes, incluido el primer jardín público que inaugurará la capital por primera vez en el último siglo.

Este último punto -la inserción de un parque abierto a todos los ciudadanos- ha matizado las críticas que suele recibir el heredero por sus intrusiones no sólo en el desarrollo urbanístico de la ciudad, sino también en muchos otros asuntos. "El nuevo proyecto presenta un diseño más positivo y se adapta mejor al estilo de la zona", ha declarado la portavoz de la Asociación de Residentes, Randa Hanna.

Quizá por ello la prensa se ha mostrado en esta ocasión bastante discreta a la hora de cebarse con Carlos, acusado meses atrás de frustrar a capricho la propuesta de uno de los arquitectos más prestigiosos del país. La aversión del príncipe hacia la obra de Richard Rogers convenció a los promotores qataríes del espacio residencial para contratar a otro despacho de arquitectos (Dixon Jones, Squire and Partners). Aunque el precio fuera encarar una querella legal por parte de sus socios, los millonarios Christian y Nick Candy, quienes inmediatamente abandonaron el barco y acudieron al juzgado por incumplimiento de contrato. El caso se dirimirá en los tribunales.

Mientras desde el estudio de Rogers se denuncia "la intervención privilegiada e injusta de un príncipe que opera entre bastidores", el hijo mayor de Isabel II sigue empleado en las exóticas misiones asumidas a la espera de poder ocupar el trono.

Y que no sólo se centran en sus particulares gustos estéticos. Carlos ha mantenido reuniones con el ministro de Sanidad, Andy Burnham, para pedirle garantías de que el Gobierno seguirá promoviendo la medicina alternativa que, al parecer, ayudó a su esposa Camilla a abandonar el vicio del tabaco. Su enfervorizada defensa del consumo de productos orgánicos para evitar que Reino Unido se convierta "en un país de gordos como los norteamericanos" aparece mucho más interesada, porque en las vastas propiedades del heredero se cultivan productos ecológicos.

Archivado En