Columna

¿Quién manda en el PP?

Resultaría ilustrativo saber quién ha tomado la decisión de celebrar el vigésimo aniversario del congreso de refundación de AP como PP en Sevilla con una reunión de los protagonistas de aquella efeméride en nuestra ciudad. Se entiende perfectamente que un personaje como José María Aznar, tan preocupado por su imagen y por cómo pueda quedar recogida su presencia en los libros de historia, tenga el máximo interés en que se recuerde la celebración de aquel congreso, en la medida en que, de esta manera, se subrayaría su contribución a la articulación de la derecha española en democracia con una ef...

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Resultaría ilustrativo saber quién ha tomado la decisión de celebrar el vigésimo aniversario del congreso de refundación de AP como PP en Sevilla con una reunión de los protagonistas de aquella efeméride en nuestra ciudad. Se entiende perfectamente que un personaje como José María Aznar, tan preocupado por su imagen y por cómo pueda quedar recogida su presencia en los libros de historia, tenga el máximo interés en que se recuerde la celebración de aquel congreso, en la medida en que, de esta manera, se subrayaría su contribución a la articulación de la derecha española en democracia con una eficacia desconocida en la historia española contemporánea.

Pero no se acaba de entender muy bien que la dirección actual del PP, y en particular que su presidente, Mariano Rajoy, hayan aceptado que tal celebración se produzca, porque no está nada claro qué beneficio pueden extraer de la misma.

En un momento en que los indicios de corrupción se multiplican en casi todas las comunidades y en municipios importantes en que el PP gobierna y ante los cuales el actual presidente guarda un silencio incalificable, resulta incomprensible que se lleve a cabo una celebración para glorificar al anterior presidente, bajo cuyo mandato, dicho sea de paso, se fraguó toda la trama de corrupción que está emergiendo en estos últimos años. Mientras Mariano Rajoy se oculta y envía a María Dolores de Cospedal o Soraya Sáenz de Santamaría a que den la cara ante los medios de comunicación, se organiza una celebración para que José María Aznar se exhiba en público y reivindique su lugar de fundador del partido de la derecha española, que hasta el momento había estado reservado sin discusión a Manuel Fraga.

Si el liderazgo de Mariano Rajoy en el PP estuviera por encima de toda discusión y si no hubiera tensiones en el interior del PP acerca de cómo se debe actuar frente a los casos de corrupción en general y en particular frente a la que afecta al ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, todavía se podría explicar la celebración de ese vigésimo aniversario. Pero cuando se sabe que a favor de actuar ya contra Luis Bárcenas están los más jóvenes, Cospedal, Sáenz de Santamaría, Núñez Feijóo, Basagoiti, que no estuvieron en aquel congreso, y en contra están los dirigentes más antiguos, que sí estuvieron, entre los que se cuentan Álvarez Cascos, Ana Mato y, sobre todo, Javier Arenas, que parece ser el que los lidera en este asunto, todavía se entiende menos que se haya dado luz verde a la mencionada celebración.

La celebración en Sevilla de la refundación del PP puede ser fácilmente interpretada como una suerte de cierre de filas de la vieja guardia del PP, que únicamente puede conducir a una reducción todavía más del escaso margen de maniobra del actual presidente para enfrentarse a asuntos de tanta gravedad como los que se están conociendo y, como consecuencia de ello, a una erosión todavía mayor de su capacidad de liderazgo.

La imagen que se va a proyectar con esta celebración va a ser la de un José María Aznar como artífice de la articulación política de la derecha española y de todos sus éxitos, a pesar de que arrancó de una posición muy difícil y, por contraposición, la de un Mariano Rajoy como un segundón, que ha fracasado, a pesar de partir de una posición muy ventajosa. En una situación tan volátil como en la que estamos, en el sistema político español en general y en el interior del PP en particular, no parece nada claro que del acto de Sevilla vaya a salir nada positivo para la actual dirección nacional del PP. Javier Arenas sí puede salir reforzado, pero Mariano Rajoy y los suyos no.

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