Columna

Gracias (no a todos)

Como sabrán, el pasado martes los sindicatos más representativos convocamos manifestaciones en las principales ciudades de la Comunidad Valenciana, además de en Barcelona y en Madrid. Manifestaciones en defensa del sistema público de pensiones y en contra de los recortes en materia de protección social que aquí fueron, sin dudar, un éxito de participación.

Por ello, quiero aprovechar esta ocasión para agradecer profundamente a las más de cincuenta mil personas que estuvieron con nosotros en las calles de Alicante, de Castellón y de Valencia, y ello a pesar de la lluvia que nos acompañó....

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Como sabrán, el pasado martes los sindicatos más representativos convocamos manifestaciones en las principales ciudades de la Comunidad Valenciana, además de en Barcelona y en Madrid. Manifestaciones en defensa del sistema público de pensiones y en contra de los recortes en materia de protección social que aquí fueron, sin dudar, un éxito de participación.

Por ello, quiero aprovechar esta ocasión para agradecer profundamente a las más de cincuenta mil personas que estuvieron con nosotros en las calles de Alicante, de Castellón y de Valencia, y ello a pesar de la lluvia que nos acompañó.

Porque desde la UGT-PV somos conscientes de que todas y cada una de ellas dejaron de lado obligaciones de todo tipo para mostrar al Gobierno la postura que representa a la mayoría de la población. Una población que ha visto cómo el sistema financiero internacional, el mismo que provocó la crisis, desea recortes con la excusa de un déficit público que él mismo ha generado. Basta recordar las encuestas que estiman que tres de cada cuatro españoles no están de acuerdo con la propuesta gubernamental de elevar la edad de jubilación desde los 65 años actuales a los 67 años.

Caso aparte son las personas, corifeos y demás personajes que han preferido mantener sus posiciones retrógradas, antisindicales, amparados en las páginas de diversos diarios y que han asegurado que los sindicatos no hemos hecho lo suficiente para que dichas manifestaciones tuvieran un respaldo importante. Incluso alguno de ellos ha asegurado en tertulias que los sindicatos no representamos a la clase trabajadora y, a vueltas con las subvenciones, han asegurado que no hemos querido morder la mano que nos da de comer.

Para esta gente, la misma que ha estado instigándonos para realizar nada menos que una huelga general, el hecho de que no juntáramos en las calles a cientos de miles de personas, a millones, nos invalida para ser interlocutores de los trabajadores, pero quisiera recordar que los sindicatos convocantes representamos a más del 80% de los trabajadores, y esta representación se renueva democráticamente cada cuatro años. ¡Ya quisiera más de uno tener este grado de representatividad!

Pero claro, es preferible que la realidad no modifique la visión que ellos y ellas tienen de los sindicatos, una visión que se alimenta de estereotipos y prejuicios, de frases hechas y chascarrillos impropios de personas serias y cabales. No contentos con estas exageraciones, ha habido quien ha querido comparar la respuesta sindical a la propuesta del Gobierno Zapatero en materia de pensiones con la huelga general de 2002, incluso con la de 1988, cuando en ambas ocasiones el movimiento sindical respondió a unas agresiones aprobadas por decreto, que tenían fecha y concreción.

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En esta ocasión, la situación no es comparable, estamos hablando de una simple propuesta que debe pasar por el tamiz del acuerdo, un acuerdo entre las fuerzas políticas y los agentes sociales, que son la base del Pacto de Toledo. En definitiva, un acuerdo que el Gobierno desea y en el que los sindicatos no vamos a escurrir el bulto. Y precisamente para posicionarnos ante este acuerdo es la razón por la que convocamos a los trabajadores y trabajadoras y a la ciudadanía, en general, a manifestarse el pasado día 23 de febrero. Además de ser un punto de apoyo para la negociación que se avecina sobre la reforma laboral, una reforma que debe traernos más estabilidad y calidad en el empleo.

Por todo ello, reitero, en nombre de la UGT-PV, las más afectuosas gracias a todas las personas que mostraron en la calle su disconformidad con la propuesta del Gobierno y el apoyo a nuestras posiciones, aunque no puedo extenderlas a quienes ven la paja en el ojo sindical y no quieren la viga en el propio.

Conrado Hernández Mas es secretario general de la UGT-PV.

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