Las colecciones de Ciencias Naturales
La riqueza del patrimonio de la Universitat de València en colecciones de Historia Natural es reconocida por los investigadores, que lamentan la situación de abandono en que se encuentran, lo que impide el curso de sus investigaciones, al tiempo que pone en peligro su conservación. Las colecciones de Geología y Paleontología, así como la de herbolarios del Jardín Botánico han sido bien atendidas, pero no se puede decir lo mismo del resto, mal evaluadas y con un reconocimiento deficiente y variable.
Hace falta trabajar por que la colección Entomológica sea reconocida y disponga de un inv...
La riqueza del patrimonio de la Universitat de València en colecciones de Historia Natural es reconocida por los investigadores, que lamentan la situación de abandono en que se encuentran, lo que impide el curso de sus investigaciones, al tiempo que pone en peligro su conservación. Las colecciones de Geología y Paleontología, así como la de herbolarios del Jardín Botánico han sido bien atendidas, pero no se puede decir lo mismo del resto, mal evaluadas y con un reconocimiento deficiente y variable.
Hace falta trabajar por que la colección Entomológica sea reconocida y disponga de un inventario completo. Haría falta hacer lo mismo con la colección zoológica histórica de la UVEG. Esta colección, que se utiliza en la docencia, se restauró en parte durante la celebración del Quinto Centenario de la Universitat. Otras colecciones de invertebrados, resultado de trabajos de investigación y aportaciones de estudiantes para la docencia, no son reconocidas y, debido a su estructura, poco conocida, están presumiblemente fraccionadas en diferentes especialidades, de iniciativa dispersa y custodiada en diferentes departamentos, centros e institutos implicados.
La colección conocida como de los Jesuitas, que pertenecía a Ignacio Sala, es una de las más emblemáticas. Fue donada por los jesuitas mediante un convenio de 2003 para ponerla al servicio de los investigadores y de los valencianos, que dispondrían de un fondo de valor incalculable, no en términos económicos, sino de amor por el conocimiento y por la generosidad de Ignacio Sala, lo que contrasta con la ingratitud y la incuria mostradas.
Otro aspecto, naturalmente relacionado con estas colecciones, es la actitud de la Universitat con los donantes, que esperan y confían en que una institución que representa el conocimiento y el saber, tenga a su frente estudiosos y gestores con una sensibilidad necesaria para valorar y dignificar aquello que ha sido objeto de estudio y pozo infinito de emociones. Una colección de fotografías, una discoteca de grabaciones históricas, un archivo de documentos, una biblioteca de bibliófilo merecen la gratitud y el reconocimiento de los miembros de las donaciones.
La Universitat debe agradecer el gesto, origen de otras donaciones, respetando los compromisos adquiridos con el donante o su familia, debe garantizar el uso para los investigadores y debe tener cura, conservándola, asegurando su herencia y aumentando los fondos con aportaciones nuevas, otras donaciones añadidas o con adquisiciones que la enriquezcan. Estos principios son fundamentales en las relaciones entre la Universitat y sus donantes. El resto, concesión de medallas, retratos, placas conmemorativas son muestras públicas de gratitud hacia unas personas que han cedido al patrimonio de la Universitat una parte importantísima de su vida, una generosidad que no espera nada y un material de valor incalculable que, amorosamente, se ofrece al conocimiento de los estudiantes futuros.
Querría comprometer mi palabra por asegurar que, desde los vicerrectorados de Investigación, Estudios, Infraestructuras y Cultura del equipo de Antoni Furió, se encontrará inmediatamente el lugar, los estudiosos y el personal de conservación por las mencionadas colecciones.
Júlia Benavent es profesora de Filología Italiana y miembro del equipo del candidato Antoni Furió a rector de la Universitat de València.