Crítica:LOS LIBROS DE LA SEMANA

Lazos funestos

La vida de Max Gallo representa un viaje lento y zigzagueante de la izquierda a la derecha, casi a la par que sus libros. Nacido en Niza en 1932 e hijo de emigrantes italianos, fue miembro del Partido Comunista hasta 1956, y permaneció fiel a la izquierda hasta los años noventa, época en que abandona el Partido Socialista para fundar el Mouvement des Citoyens. Desde 2007 apoya claramente a Sarkozy tras haber apostado por el "no" en el referéndum sobre el tratado constitucional europeo de 2005. Estos datos biográficos pueden servir de introducción a su novela El pacto de los asesinos, pu...

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La vida de Max Gallo representa un viaje lento y zigzagueante de la izquierda a la derecha, casi a la par que sus libros. Nacido en Niza en 1932 e hijo de emigrantes italianos, fue miembro del Partido Comunista hasta 1956, y permaneció fiel a la izquierda hasta los años noventa, época en que abandona el Partido Socialista para fundar el Mouvement des Citoyens. Desde 2007 apoya claramente a Sarkozy tras haber apostado por el "no" en el referéndum sobre el tratado constitucional europeo de 2005. Estos datos biográficos pueden servir de introducción a su novela El pacto de los asesinos, publicada en Francia el año pasado. La novela entraría dentro del género, acuñado por el autor, de "novela-historia", que consistiría en una narración tejida con los datos objetivos de la historia y los datos subjetivos de los sentimientos y las vivencias personales (nada nuevo, por supuesto). Y ahora cabe preguntarse qué cuenta más en El pacto de los asesinos, ¿la memoria histórica o el odio casi absoluto que Gallo le ha ido cogiendo a la izquierda? El pacto de los asesinos es un empeño casi heroico de hermanar el nazismo y el comunismo, que habrían llegado a formas de aniquilación muy parecidas, por no decir idénticas. Casi se puede decir que no hay otro objetivo en la novela: el narrador está totalmente empecinado en igualar nazismo y comunismo. Al mismo tiempo entona un canto egregio a la aristocracia, que según se desprende de la novela es la única clase social verdaderamente elegante, en todos los aspectos. No es el único autor francés que en los últimos tiempos ha emprendido el camino hacia la noblesse. Pero que no se engañe el lector pensando que aquí se va a encontrar con algo parecido a un panfleto. Gallo es un novelista muy experimentado y todo un "artesano" de la novela histórica, más poderoso que Druon y más vitalista, y coge además como punto de referencia fundamental el magnífico libro de Margaret Buber-Neumann (nuera del filósofo Martin Buber) que lleva por título Prisionera de Hitler y Stalin. Basándose en la vida y los hechos de Margaret Buber, Gallo construye el personaje de Julia Garelli: una aristócrata veneciana de ideología marxista y bastante activa sexualmente, con la que viajamos por Alemania, Italia y Rusia, las cárceles, los campos de concentración, y los hoteles de Moscú. Los capítulos ambientados en el hotel Lux en la época más dura del estalinismo no tienen desperdicio, y transportan al lector a un mundo de nervios tensos como cables; también merecen la pena los referidos al pacto entre Hitler y Stalin, que viene a ser en la novela el verdadero y definitivo pacto de asesinos. Mas no conviene olvidar que esos y otros ambientes aparecen ya en el libro de Margaret Buber, del que la novela de Gallo es ampliamente tributaria.

El pacto de los asesinos

Max Gallo

Traducción de W. Carlos Lozano

Alianza. Madrid, 2009

464 páginas. 19,50 euros