Reportaje:

La otra cara de la noche viguesa

300 personas duermen en la calle por la falta de albergues

Cada noche, un número aproximado de 300 seres humanos se guarecen como pueden en la ciudad de Vigo. El condicional implica cartones, portales y puentes, además de chabolas y la multiplicidad de opciones que designa el eufemismo infravivienda. Los hay que tienen suerte si alguna vez no viene alguien a echarlos del cajero de cualquier sucursal bancaria donde improvisan sus refugios. También existen afortunados que consiguen una plaza de las 44 que tienen los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres, en su centro de acogida de Teis, y que están desbordados por la demanda. La cifra global, que n...

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Cada noche, un número aproximado de 300 seres humanos se guarecen como pueden en la ciudad de Vigo. El condicional implica cartones, portales y puentes, además de chabolas y la multiplicidad de opciones que designa el eufemismo infravivienda. Los hay que tienen suerte si alguna vez no viene alguien a echarlos del cajero de cualquier sucursal bancaria donde improvisan sus refugios. También existen afortunados que consiguen una plaza de las 44 que tienen los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres, en su centro de acogida de Teis, y que están desbordados por la demanda. La cifra global, que no es exacta, la aportan los colectivos de atención a las personas sin techo agrupados en la plataforma Rede Social Galicia Sur.

Ayuntamiento y Xunta se acusan mutuamente de no abrir nuevos centros
Desde agosto de 2008, 24 indigentes han muerto en Vigo a la intemperie

También llevan otra cuenta, mucho más siniestra, que dice que desde agosto de 2008 han muerto 24 personas en las calles viguesas. "Sería conveniente que los servicios sociosanitarios públicos llevasen un registro, como los que se elaboran con las víctimas de los accidentes de tráfico, para saber quiénes son y cómo llegan a esta situación, porque cada caso es una vida que hay que salvar", afirma Antón Bouzas, coordinador del grupo O Imán, una comunidad dedicada, preferentemente, a respaldar a drogodependientes y afectados por el virus del sida.

Desde que el albergue municipal cerró sus puertas, antes del verano, muchas personas se sumieron en una penuria de soledad, exclusión social y vacío afectivo aún mayor que la miseria en que malvivían. La instalación, que funcionó en la antigua Escola de Hostalería de O Berbés, se mantuvo entre enero y mayo de este año, pero la propia Administración local acabó clausurándola al reconocer que no cumplía los requisitos mínimos y que tenía carácter provisional. No había camas sino colchonetas en el suelo, y eso en horario de diez de la noche a ocho de la mañana. Algo parecido a lo que vuelve a ofrecer el departamento municipal de servicios sociales en el polideportivo de O Berbés desde la víspera de Nochebuena, en forma de dispositivo especial de frío con 30 plazas, espacio para la higiene personal, la atención de un educador social y la vigilancia de un guarda de seguridad.

Se trata de la respuesta del teniente alcalde, Santiago Domínguez, y su edil de Benestar Social, María Méndez, ambos del BNG, "mientras la Xunta mira para otro lado y despilfarra el dinero público por cabezonería política". Los responsables nacionalistas se refieren así al convenio firmado por el Gobierno gallego y una orden religiosa para crear 20 plazas más para personas sin hogar, "ante la pasividad del Concello de Vigo, que no acaba de ceder un terreno para que la Xunta construya un nuevo albergue", manifestó en su día la delegada territorial de la Xunta, Lucía Molares.

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El 1 de diciembre entró en vigor el acuerdo, por valor de 200.000 euros y con un año de aplicación, entre la Xunta y la congregación Misión del Silencio para sumar 20 plazas a las 30 ya existentes en el albergue Juan Pablo II. Las condiciones de acceso impuestas por los religiosos que gestionan el centro y el hecho de que se encuentre cerrado muchos fines de semana y festivos, según denuncian los usuarios, parecen ser las causas de que habitualmente se encuentre al 50% de su ocupación.

El ala nacionalista del bipartito vigués critica duramente el acuerdo, que tilda de "caridad", ya que consideran más adecuada la apertura del edificio conocido como la Gota de Leche, un inmueble propiedad de la Xunta que también es demandado como albergue público por la Rede Social Galicia Sur. Aunque la Consellería de Traballo e Benestar anunció que la Gota de Leche acogerá una escuela infantil, un centro de formación para la automoción y una oficina de apoyo al empleador, el BNG sigue reclamando su uso como albergue y recuerda los 200.000 euros que el anterior Gobierno gallego invirtió en el acondicionamiento del edificio. Sin embargo, fuentes de la Xunta niegan que tales obras hayan sido suficientes para transformar el inmueble, que acogió un centro de menores, en hospedería. Para completar la polémica, en el propio Ayuntamiento de Vigo surgieron divergencias entre los socios de gobierno, ya que frente a la apuesta por el albergue de los nacionalistas, el alcalde, el socialista Abel Caballero, defiende destinar el edificio a la Policía Local.

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