POP | La semana por delante

A la conquista del mundo

Al principio Editors parecían una versión rural del pop oscuro de Interpol. En 2006, The back room, el debut de estos cuatro veinteañeros de Birmingham era tan mimético de las fuentes originales que, se creyó, sólo podía ser sincero. Pero ese año, en su primera visita a Madrid, ya se vio que su cantante, Tom Smith, tenía maneras de estrella. Esa forma apasionada de recostarse sobre el piano era más parecida a la de Chris Martin de Coldplay que a la de los músicos distantes del movimiento al que en teoría estaban adscritos. En su siguiente visita, en 2008, la sensación se acrecentó. Habí...

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Al principio Editors parecían una versión rural del pop oscuro de Interpol. En 2006, The back room, el debut de estos cuatro veinteañeros de Birmingham era tan mimético de las fuentes originales que, se creyó, sólo podía ser sincero. Pero ese año, en su primera visita a Madrid, ya se vio que su cantante, Tom Smith, tenía maneras de estrella. Esa forma apasionada de recostarse sobre el piano era más parecida a la de Chris Martin de Coldplay que a la de los músicos distantes del movimiento al que en teoría estaban adscritos. En su siguiente visita, en 2008, la sensación se acrecentó. Habían publicado su segundo álbum, An end has a start, número uno en su país, tocaban en sala grande y aquello era un espectáculo en toda regla, energético y medido, con un final apoteósico a lo Chemical Brothers.

Y en esto llega su tercer álbum In this light and on this evening, otro número uno, y vuelven a Madrid el miércoles. La demanda de entradas hace que cambien de recinto a uno mucho mayor, el palacio de Vistalegre. Y uno se pregunta cuánto tendrá que ver que hayan incluido un tema en la banda sonora de Luna Nueva, la segunda película de la serie Crepúsculo.

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