Una victoria inesperada
No existe el cóctel malo, sino el mal coctelero. Y en el cruce entre rock y rap empezamos a creer que, como en las grandes recetas, ya sólo nos quedaba deconstruir. Tras memorables ejercicios por parte de Public Enemy, Beastie Boys o Run DMC, entramos en barrena y tocamos fondo. Ahora, The Black Keys, un dúo de barbudos blancos de Ohio que hacen blues-rock, recuperan el híbrido contemporáneo por excelencia y lo dotan de fondo en un momento en que había ya perdido hasta las formas. Acompañados por luminarias del hip-hop como Mos Def, Jim Jones o Q Tip, entregan un disco en ...
No existe el cóctel malo, sino el mal coctelero. Y en el cruce entre rock y rap empezamos a creer que, como en las grandes recetas, ya sólo nos quedaba deconstruir. Tras memorables ejercicios por parte de Public Enemy, Beastie Boys o Run DMC, entramos en barrena y tocamos fondo. Ahora, The Black Keys, un dúo de barbudos blancos de Ohio que hacen blues-rock, recuperan el híbrido contemporáneo por excelencia y lo dotan de fondo en un momento en que había ya perdido hasta las formas. Acompañados por luminarias del hip-hop como Mos Def, Jim Jones o Q Tip, entregan un disco en el que el rock vuelve al subsuelo, y el hip-hop, a la calle; interpretado con gusto y precisión y recitado con convencimiento, justo las dos cosas que ambos estilos más han echado de menos en los últimos tiempos.