Al líder se le queda cara de bobo

El líder se marcó un gol en la última jugada y concedió un empate en Pamplona cuando menos lo pensaba la hinchada navarra, después de un monólogo azulgrana. Allá donde no alcanza el cuerpo de Ibrahimovic ni la zurda de Messi, llega la pierna o la cabeza de Keita, protagonista indiscutible del arranque del Barcelona. El interior había solucionado un partido difícil para los azulgrana, como ya es costumbre, por otra parte, en cada visita al Reyno de Navarra. Ocurrió que los azulgrana dieron por terminado el encuentro antes de tiempo, desaprovecharon ocasiones de sobra para el triunfo, y concedie...

El líder se marcó un gol en la última jugada y concedió un empate en Pamplona cuando menos lo pensaba la hinchada navarra, después de un monólogo azulgrana. Allá donde no alcanza el cuerpo de Ibrahimovic ni la zurda de Messi, llega la pierna o la cabeza de Keita, protagonista indiscutible del arranque del Barcelona. El interior había solucionado un partido difícil para los azulgrana, como ya es costumbre, por otra parte, en cada visita al Reyno de Navarra. Ocurrió que los azulgrana dieron por terminado el encuentro antes de tiempo, desaprovecharon ocasiones de sobra para el triunfo, y concedieron a última hora una última jugada a Osasuna que Piqué remachó en la portería de Valdés.

Cuando el encuentro se puso viril, el árbitro perdonó la expulsión de Miguel Flaño

El Barça se ofreció media hora de asueto que emborronó por falta de pegada

Al Barça siempre le aguardan partidos desagradables en Pamplona y anoche no fue una excepción. Vital y atrevido hasta el descanso, Osasuna se desfondó en la segunda parte, desmontado por el toque sutil de los barcelonistas. Lo que se le negó en media parte se lo encontró al final como regalo del Barça.

Al Barcelona le interesaba alargar la línea de pase de área a área, con Chigrinski e Ibrahimovic en las puntas, mientras Busquets ejercía de volante central e Iniesta de falso extremo, una manera de tener salida también por la banda izquierda, limitado ofensivamente como estaba el equipo por la alineación de dos laterales defensivos como Puyol y Abidal. Había que tener la pelota más que en cualquier partido, jugar a un toque, rápido y preciso, frente al fútbol intimidador de Osasuna, excelente en su juego por fuera y fuerte por dentro, agresivo con la pelota.

El remate franco de Messi, rechazado por Ricardo, pareció avalar el despliegue azulgrana nada más comenzar el encuentro. No acabó bien la jugada el argentino y acto seguido el plantel navarro agarró bien la marca en la divisoria con un excelente juego de presión. Apretaban muy bien los medios de Osasuna, Xavi e Iniesta quedaron reducidos en muy poco campo y el Barcelona perdió el hilo del fútbol. Igualado como se quedó a los diez minutos, el partido se convirtió más o menos en un duelo entre Aranda y Messi, punto final de ambos equipos.

Además de laterales e interiores dinámicos y profundos, Osasuna cuenta con un delantero muy potente como Aranda, dinamita ante Chigrinski, falto de cintura y rapidez para cerrar las jugadas. Aranda y Juanfran persistieron por el flanco derecho y al Barça le costó coger el sitio en el campo, exigido defensivamente y falto de aire en ataque. La mejor ocasión azulgrana llegó a balón parado, a la salida de un córner despejado por Josetxu con la mano, jugada tan discutida como una caída de Aranda y un fuera de juego mal señalado al mismo delantero en el área barcelonista.

Osasuna había conseguido que el partido se jugara más cerca de área rival que de la suya, y al Barcelona le resultaba imposible generar juego. A falta de elaboración y combinación se impuso a menudo el pase filtrado a Messi, tan intimidador en el control y el regate como desacertado en el tiro. Espabiló el fútbol colectivo barcelonista después del descanso, jugó con más ritmo y garra, y a Osasuna no le quedó más remedio que retroceder unos metros. Apareció entonces un equipo navarro más vulnerable, con menos y también un Barcelona más dominador e inocente.

A cambio de ganar técnica y precisión, ha disminuido la presión de los delanteros azulgrana sobre los zagueros rivales, circunstancia que agradeció momentáneamente Osasuna, más solvente en la medular que en la defensa, en cualquier caso sometido. El encuentro se puso entonces viril y el árbitro tomó partido por Osasuna, sobre todo cuando perdonó la expulsión de Miguel Flaño en una patada al tobillo a Ibrahimovic. La jugada, sin embargo, enrabietó aún más a los azulgrana, que poco después resolvieron con una jugada muy elaborada y bien rematada.

El gol fue un buen reflejo del fútbol del Barcelona. Aguantó y tocó Ibrahimovic para Iniesta, abrió el volante para Messi, el extremo profundizó para la llegada de Puyol y el centro del lateral lo controló y empujó a la red Keita. Afeitado Osasuna, el Barcelona se regaló una media hora de asueto que emborronó por la falta de pegada. Rotundo en el juego y por contra falto de fuego, al menos perdonó un par de goles más. Perdonó, se dejó ir demasiado pronto y dejó escapar la victoria en el último tiro del partido, remachado por Piqué en propia puerta después de una jugada mal defendida por Márquez ante Camuñas.