Columna

Rita Barberá: cadena perpetua

No hay pena más grande ni sacrificio peor pagado y poco reconocido que el de estar condenado por tu gente a hacer algo que no quieres. Algo parecido le está pasando a Rita Barbera, para algunos ya ex alcaldesa de Valencia, que en estos momentos se estará acordando de Camps y sus difuntos, porque la incapacidad y la falta de solvencia política que han demostrado se van a convertir en su propia condena.

Y, por extensión, y esto sí me preocupa, el mayor castigo recae sobre el pueblo valenciano, que tendrá que soportar las consecuencias de una artimaña política en la que el PP utilizará a l...

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No hay pena más grande ni sacrificio peor pagado y poco reconocido que el de estar condenado por tu gente a hacer algo que no quieres. Algo parecido le está pasando a Rita Barbera, para algunos ya ex alcaldesa de Valencia, que en estos momentos se estará acordando de Camps y sus difuntos, porque la incapacidad y la falta de solvencia política que han demostrado se van a convertir en su propia condena.

Y, por extensión, y esto sí me preocupa, el mayor castigo recae sobre el pueblo valenciano, que tendrá que soportar las consecuencias de una artimaña política en la que el PP utilizará a las instituciones a su antojo para intentar lavar y secar sus muchos trapos sucios, tanto los que ya conocemos como los que todavía no.

Me niego. No lo acepto. Las y los valencianos queremos políticos convencidos de sus posibilidades y con ganas verdaderas de afrontar retos por su vocación, dedicación y entusiasmo. Y podrá el PP cantar misa, nunca mejor dicho, pero Rita, ni tiene vocación, ni dedicación ni entusiasmo para presidir un Consell que está envenenado y del que ella es parte, cómplice y partícipe, porque no hay que olvidar que, por si a alguien se le olvida, Rita forma parte del grupo parlamentario popular, ese que apoya y soporta al Consell de la corrupción que lidera Camps.

La justicia, la moral, la ética y la decencia política han caído como una losa de 500 toneladas sobre todos los dirigentes del PP, Rita incluida. La que quería pasar a la historia como la "alcaldesa de España" (no es pretenciosa la niña para su edad) se va a ver obligada a perpetuarse en los archivos valencianos como un Olivas más, un tránsito por la Generalitat sin proyecto, sin perspectiva de futuro e intentando capear la agonía de un partido cansado, sin perspectiva y sin nada serio que ofrecer a las y los valencianos.

En fin, que ella, Rita, quedará condenada, y los ciudadanos no estamos dispuestos a resignarnos a que los del PP utilicen las instituciones democráticas a su antojo y a costa de nuestro futuro. Para empezar, tienen que ir a darse una cura de responsabilidad y un baño de humildad para depurarse totalmente. Mientras no lo hagan, sus artilugios institucionales no nos seguirán engañando.

Francesc Romeu Martí es miembro del Comité Federal del PSPV-PSOE y presidente de Conceptes.

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