Cartas al director

Infinitos altos cargos

Gran artículo el de Santos Juliá aparecido en La Columna del pasado domingo, 27 de septiembre, titulado Cierre de filas cerradas. Deberían leerlo todos los profesionales de la política y clientelismos afines, al menos los que quisieran ser honrados.

Y pensar seriamente en cómo recuperar su dignidad cuando hacen del afán por ocupar altos cargos un oficio con el único propósito de seguir en él. Nadie se va, sino que crecen y se multiplican como las plagas; nadie dimite, porque para eso sus amigos son las máximas autoridades y ni siquiera serán juzgados cuando roben, engañen,...

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Gran artículo el de Santos Juliá aparecido en La Columna del pasado domingo, 27 de septiembre, titulado Cierre de filas cerradas. Deberían leerlo todos los profesionales de la política y clientelismos afines, al menos los que quisieran ser honrados.

Y pensar seriamente en cómo recuperar su dignidad cuando hacen del afán por ocupar altos cargos un oficio con el único propósito de seguir en él. Nadie se va, sino que crecen y se multiplican como las plagas; nadie dimite, porque para eso sus amigos son las máximas autoridades y ni siquiera serán juzgados cuando roben, engañen, manipulen, sobornen; incluso si los votas, pueden hacerse tránsfugas o dejarte el sueldo congelado o no saber realmente qué estará haciendo ese senador o ese diputado o ese consejero o ese vocal o ese...

¡Qué a gusto se tienen que sentir al lograr entrar en ese mundillo para no querer dejarlo nunca! Sin embargo, qué desprestigio dan a nuestra sociedad. Qué ruina moral -y económica también- suponen para nuestro Estado. Y qué impotencia y rabia para quienes asistimos a su triste e infinito espectáculo.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
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