El 'bicing' se pone en marcha en Girona sin apenas usuarios

El nuevo servicio tiene 300 abonados, pero sólo 100 disponen de la tarjeta

Un niño toca el timbre de la bicicleta y se cruza de brazos, pensativo. Se agacha, mira las ruedas y le da un golpecito al pedal. Correcto. Gira. Se levanta de nuevo, rodea el vehículo y vuelve a tocar el timbre. Finalmente, se va. No hay nada que hacer. Para dar un paseo en una de las coquetas bicis de la Girocleta, en Girona, es necesario tener carnet. Ayer se puso en marcha el nuevo transporte público. Sólo 100 de los 300 usuarios que se han dado de alta (en www.girocleta.cat o en la oficina de atención al cliente en la estación de autobuses de la ciudad) cuentan con la tarjeta para ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Un niño toca el timbre de la bicicleta y se cruza de brazos, pensativo. Se agacha, mira las ruedas y le da un golpecito al pedal. Correcto. Gira. Se levanta de nuevo, rodea el vehículo y vuelve a tocar el timbre. Finalmente, se va. No hay nada que hacer. Para dar un paseo en una de las coquetas bicis de la Girocleta, en Girona, es necesario tener carnet. Ayer se puso en marcha el nuevo transporte público. Sólo 100 de los 300 usuarios que se han dado de alta (en www.girocleta.cat o en la oficina de atención al cliente en la estación de autobuses de la ciudad) cuentan con la tarjeta para usarlas. A medida que pasen los días, irán llegando el resto de los abonados. Pero tampoco parece que los gerundenses tengan mucha prisa por recorrer la ciudad pedaleando. La Girocleta tuvo ayer un discretísimo estreno. El Ayuntamiento no dio cifras de viajes. "En movilidad están muy liados", justificó un portavoz.

"Faltan carriles para los ciclistas y concienciación en los conductores"

"No he visto a nadie usándolas", constata Assumpció, de 50 años. La mujer está dejando su propia bicicleta en un aparcamiento que hay al lado del de la estación de la Girocleta de la plaza de Catalunya. La iniciativa le parece fenomenal. Por 30 euros al año, el que quiera puede usar una bicicleta media hora al día. Los siguientes 30 minutos son a 50 céntimos, con un límite máximo de dos horas. El que lo exceda, deberá abonar tres euros por hora. Lo malo, observa Assumpció, es que la ciudad aún no está preparada: "Faltan carriles para los ciclistas y concienciación por parte de los conductores". Y lo dice ella, que lleva más de cinco años a dos pedales por Girona. "Llego a los sitios antes, hago ejercicio y disfruto cuando hace buen tiempo", defiende.

La Girocleta cuenta con 160 bicicletas repartidas en ocho estaciones. El nuevo sistema de transporte público funciona igual que el Bicing de Barcelona (inaugurado en marzo de 2007). Todas las estaciones son de origen y destino, y funcionan de las 6.30 a las 22.30 (los fines de semana, empieza a las 8.00). Con la tarjeta, el sistema detecta cuándo se retira el vehículo y cuándo se devuelve. Desde el viernes, unos 50 usuarios han probado el servicio. Ayer unos técnicos estaban todavía solucionando pequeños problemas con el anclaje.

Andreas, alemán de 44 años, propone una mejora: que haya más estaciones en las afueras. De esa forma, la gente puede llegar en coche a las inmediaciones de la ciudad, aparcar y coger la Girocleta hasta el centro. Eso es lo que él hace ahora con su propia bici. "Es más fácil que te toque la lotería que aparcar en Girona", bromea. Patricia, música de 25 años, y Marc, músico y camarero, de 26, se están planteando darse de alta. "Antes iba en bicicleta, pero me la han robado. Ésta es una buena solución", explica ella, devorando un cruasán. Él la mira y asiente.

El objetivo del Consistorio es fomentar la "movilidad sostenible", en palabras de la concejal Isabel Salamaña. La edil insiste en que el servicio no es para que los usuarios se pasen un día entero con la bicicleta (quien entregue el vehículo 24 horas después deberá abonar una multa de 150 euros), sino para "un encargo, ir a comprar o moverse por la ciudad".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tampoco podrán beneficiarse los turistas, a pesar de que ayer eran los que prestaban más atención a los vehículos de color naranja, verde y amarillo. "¿Cuánto cuesta?", pregunta animada una pareja de franceses, la enésima que se para ante las bicis, intentando averiguar cómo funcionan. Al saber que no pueden hacer turismo con la Girocleta ni por todo el oro del mundo, se llevan una tremenda decepción.

Sobre la firma

Archivado En