Sevilla se reordena entre detractores y partidarios

La política de movilidad enfrenta al Ayuntamiento y los comerciantes

Sevilla, la ciudad de las personas es un lema de marketing que acuñó hace años el Ayuntamiento de Sevilla para apadrinar la mayoría de sus grandes proyectos. Pero la frase ha acabado convirtiéndose en el principio en el que el gobierno municipal (PSOE e IU) justifica su política de tráfico y en la frase que emplean los detractores de esta política para ironizar sobre sus efectos. Los últimos anuncios de peatonalizaciones y cambios de sentido han vuelto a encender la llama entre el Ayuntamiento, que defiende sin tapujos una política de acoso al coche en las zonas más comerciales, ...

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Sevilla, la ciudad de las personas es un lema de marketing que acuñó hace años el Ayuntamiento de Sevilla para apadrinar la mayoría de sus grandes proyectos. Pero la frase ha acabado convirtiéndose en el principio en el que el gobierno municipal (PSOE e IU) justifica su política de tráfico y en la frase que emplean los detractores de esta política para ironizar sobre sus efectos. Los últimos anuncios de peatonalizaciones y cambios de sentido han vuelto a encender la llama entre el Ayuntamiento, que defiende sin tapujos una política de acoso al coche en las zonas más comerciales, y algunos comerciantes y vecinos, que ven en estos proyectos toda clase de inconvenientes.

En los tres últimos años, los sevillanos han visto cómo más de una veintena de calles y plazas del centro se vaciaban de coches y se llenaban de peatones. Entre ellas, algunas de las principales, como la Plaza del Salvador, la Plaza Nueva o la Avenida de la Constitución. "La idea fue: el tráfico tiene solución si se toman decisiones sobre él", señala el concejal de Movilidad, el socialista Francisco Fernández, que está convencido de que el vehículo privado es "la forma más ineficiente para moverse en las grandes ciudades".

"La idea fue: el tráfico tiene solución si se toman decisiones"

Algunos grupos de empresarios y de residentes de las zonas más afectadas defienden este modelo, pero otros se han movilizado contra él, aunque con escaso éxito. "Esta ciudad es muy dada a que gente que no tiene la responsabilidad de tomar decisiones quiera tomarlas", apunta el concejal sin darle demasiada importancia a las críticas.

Fernández prefiere centrarse en desgranar las ventajas de las medidas de tráfico más cuestionadas. A modo de ejemplo, apunta, la peatonalización de la avenida de la Constitución (la principal vía de entrada al centro) ha supuesto evitar que 10.000 coches pasen cada día al lado de la Catedral, lo que significa ahorrarle al monumento una elevada exposición a dióxido de carbono y óxido de azufre, el causante del mal de la piedra. Y esta calle tenía un nivel de contaminación acústica casi dos veces superior al admitido por la Organización Mundial de la Salud, sigue explicando Fernández, mientras abre la ventana de uno de los despachos de la sede de Aussa (la empresa que gestiona los aparcamientos urbanos) y se asoma a la avenida. "Esto, abrir la ventana y seguir hablando, no se podía hacer hace tres años", concluye.

Entre las peatonalizaciones ya hechas y las anunciadas, las que cuentan con más enemigos son las de calles comerciales. La última en acometerse, la de la calle Asunción, en el barrio de Los Remedios, ha sido el acicate para que la Confederación Provincial de Comercio y Servicios de Sevilla (Aprocom) se plantee llevar a los tribunales los planes municipales de movilidad. "Si persiste esta política, el comercio tradicional desaparecerá", advierte José Aycart, el portavoz de la confederación. Los comerciantes definen la actuación municipal como "una expropiación" de clientes para sus negocios. "Aquí no se está peatonalizando nada, se está cortando el tráfico", asegura.

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Aprocom afirma no estar en contra de cualquier peatonalización, pero sí que advierte de que este tipo de calles atrae a un público que no es el del comercio más tradicional. "Ocurre en cualquier ciudad. En estas calles se instalan siempre las mismas tiendas", dice Aycart, que no sabe si la peatonalización de Asunción y de San Jacinto (otra calle del barrio de Triana que se cortará al tráfico) beneficiará a la economía de la ciudad, pero sí está seguro de que estas vías perderán parte de su comercio actual y con él, su personalidad. Para el Ayuntamiento, sin embargo, la peatonalización es irrenunciable y sólo aportará ventajas: "Son calles comerciales, que invitan al paseo, a tomar tapitas, a disfrutar. Tienen que ser peatonales", insiste el edil de Movilidad. La mayoría de los comerciantes tampoco ve con buenos ojos otra de las nuevas prioridades municipales: dejar con un único sentido de circulación las grandes avenidas.

Una actuación ya consumada en la llamada ronda histórica y en la segunda ronda y anunciada para Luis Montoto y Eduardo Dato. "Las mediciones demuestran que donde antes había atasco ahora hay fluidez", dice Fernández. Para los comerciantes, sin embargo, donde antes había negocio ahora hay "ruina". "El 35% de los comercios que había en la Ronda antes del cambio ha cerrado. Algunos han sido ocupados por otros, pero sigue habiendo un saldo negativo del 10%", dice Aycart.

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