Cosa de dos

Trirrepe

En los noventa la prueba de fuego del periodista era entrevistar a Miguel Induráin o a Arantxa Sánchez Vicario. El primero, rey de los monosílabos; la segunda, reina de la verborrea. En ambos casos regresabas a la redacción con el casete lleno de humo. Hoy la mayor tortura para becarios meritorios sería la columna agosteña de televisión. Qué desolación; nunca como en este verano las cadenas habían tirado tanto de reposiciones; tantas hay que he leído a la competencia comentar programas repetidos y trirrepedidos, lo que les honra, porque, ya puestos, podrían haber aprovechado alguna columna del...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

En los noventa la prueba de fuego del periodista era entrevistar a Miguel Induráin o a Arantxa Sánchez Vicario. El primero, rey de los monosílabos; la segunda, reina de la verborrea. En ambos casos regresabas a la redacción con el casete lleno de humo. Hoy la mayor tortura para becarios meritorios sería la columna agosteña de televisión. Qué desolación; nunca como en este verano las cadenas habían tirado tanto de reposiciones; tantas hay que he leído a la competencia comentar programas repetidos y trirrepedidos, lo que les honra, porque, ya puestos, podrían haber aprovechado alguna columna del invierno. Uno mismo se ha quedado delante de la caja tonta, con la cara ídem, contemplando esta semana lo que ya había visto hace tres, quizás con la ilusión de que la reina Isabel se encontrara finalmente con Gregorio Antúnez en Camera Café; qué decir de los peligros de Calleja o de las andanzas de Los Simpson, que dejan cortas a las de Verano azul. Además de un considerable ahorro económico, resulta que las repeticiones les están dando muy buenas audiencias a las cadenas en este año de crisis económica para todos, y también para las televisiones.

Al margen de debates-río sobre famoseo, lo más fresco del verano (julio se salva por poco) han sido los informativos. Y no veo el motivo de semejante esfuerzo laboral, cuando se demuestra que la audiencia traga con todo en verano. Dado el éxito del replay por qué no aplicar la fórmula a los telenoticias, el producto más caro de la parrilla. Repongamos los informativos de otros agostos. No es tan difícil, saldrán los mismos muertos producidos por las motos de agua, las montañas, los toros o los talibanes; añadamos un poco de tomate PP-PSOE, los aniversarios de turno (Marilyn, Hiroshima...) y alguna inundación asiática para la información meteorológica. La audiencia no lo notaría.

En lugar de repetir, en Cataluña TVE ha optado por la supresión. Este mes elimina el informativo de la noche, que veían unas 24.000 personas, el 0,23% de la población catalana. Por qué no. Es un remedio con futuro, el apagón estival. Todas las cadenas en negro y con Vivaldi non stop de fondo.

Archivado En