Reportaje:Gran Premio de la República Checa

Rossi desespera a Lorenzo

El español vuelve a caerse y despeja el camino del título al italiano, que suma su quinta victoria de la temporada - Pedrosa y un gran Elías completan el podio

En sólo dos carreras, Jorge Lorenzo ha perdido prácticamente cualquier opción de proclamarse campeón del mundo de MotoGP en su segundo año en la categoría de las motos pesadas. Al mismo tiempo, el mallorquín le ha despejado el camino a Valentino Rossi, su compañero en el equipo oficial de Yamaha, que con la de ayer ya acumula cinco victorias esta temporada y circula como un torpedo, directo a la que sería su novena corona, la séptima en la clase dorada. Los dos castañazos consecutivos que se ha atizado Lorenzo (en Gran Bretaña y en la República Checa) han sido prácticamente calcados, circuland...

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En sólo dos carreras, Jorge Lorenzo ha perdido prácticamente cualquier opción de proclamarse campeón del mundo de MotoGP en su segundo año en la categoría de las motos pesadas. Al mismo tiempo, el mallorquín le ha despejado el camino a Valentino Rossi, su compañero en el equipo oficial de Yamaha, que con la de ayer ya acumula cinco victorias esta temporada y circula como un torpedo, directo a la que sería su novena corona, la séptima en la clase dorada. Los dos castañazos consecutivos que se ha atizado Lorenzo (en Gran Bretaña y en la República Checa) han sido prácticamente calcados, circulando al frente del pelotón y con Rossi pegado al trasero, un escenario aterrador que puede llevar al colapso a cualquiera. Hay grandes premios que marcan el devenir de un campeonato, y Brno tiene toda la pinta de convertirse en el decorado que definirá este curso de la misma forma que Laguna Seca decidió el pasado. En aquella ocasión, Rossi desquició a Stoner. Ayer, Il Dottore desesperó a Lorenzo, que volvió a dejar la moto para el chatarrero y el mono para el trapero.

'Il Dottore' ya es el piloto con más podios de todos los tiempos: 160
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Colocados en fila, los dos motociclistas de la marca de los diapasones volvieron a demostrar que la M1 es el prototipo más eficaz de la parrilla. A mitad de carrera (vuelta 11), la distancia que les separaba del tercero (Dani Pedrosa) ya rondaba los siete segundos, un margen irrecuperable en los tiempos que corren y que permite hacerse una idea de la superioridad de las Yamaha. Situados Rossi delante y Lorenzo detrás, ambos bajaron el ritmo de giro progresivamente y las vueltas rápidas cayeron de forma alternativa, ahora tú y ahora yo, y así marcharon hasta los últimos compases, cuando el balear acabó de limpiarle al de Tavullia las pocas décimas de ventaja que tenía, se abrió al interior al abordar un viraje a la izquierda, trincó los frenos un tris más tarde que su oponente y enfiló la salida del embudo por delante de él (vuelta 17).

Su rendimiento es tan parejo que las peloteras que han mantenido por medio mundo se han decidido siempre por matices, por errores de cálculo del uno o del otro. Hace tres semanas, en Donington Park, Giorgio pisó la línea blanca que delimita la pista y acabó contra las vallas de protección. Ayer, midió mal una frenada al entrar en un viraje, el mismo que había empleado para superar a Rossi una vuelta antes, amarró la maneta con demasiada fuerza y la moto se le cruzó de delante. El resultado fue el mismo que en Gran Bretaña: un cero en el casillero y un cabreo de mil demonios. Con Lorenzo en el suelo y Pedrosa a 15 segundos, el 46 bajó el pistón y se limitó a completar las últimas cinco vueltas igual que lo hubiera hecho cualquier turista, al tran tran, y aún le quedó margen para pasarse la última saludando al público antes de cruzar la meta, completamente solo y con un vistoso caballito, casi 12 segundos antes que el catalán y 20 sobre un gran Toni Elías.

"No hay excusas", se lamentó Lorenzo; "ha sido culpa mía. Cuando he adelantado a Valentino me he querido escapar, y al entrar en esa curva he alargado mucho la frenada y he agarrado la maneta con demasiada fuerza". En menos de un mes, las perspectivas alrededor de Lorenzo han dado un vuelco tremendo, hasta el extremo de que, ahora, el título se ha convertido en un objetivo casi inalcanzable. "A menos que ocurra algo extraño, el Mundial está imposible. Hay que centrarse en ir cada vez más rápido, tengo que mejorar mi pilotaje y tratar de ganar carreras, eso es todo", zanjó el mallorquín.

"Si la Yamaha va como a mí me gusta es difícil que alguien pueda ir más rápido que yo", convino Rossi, que, según aseguró, vio claro que su rival se iría al suelo cuando lo hizo. "Yo he frenado al límite y he visto que él iba 15 metros más allá. He pensado: 'si consigue meter la moto estoy jodido porque eso significa que va mucho más fuerte'. Y entonces he visto cómo se caía", recordó el vigente campeón, que considera "un error tremendamente estúpido", pensar que ya ha ganado el título.

En 1996, este italiano de sonrisa contagiosa estrenó su palmarés precisamente en el circuito checo de Brno, un teatro magnífico en el que ayer dejó prácticamente sentenciado su noveno título y además se convirtió en el motorista que más podios ha conseguido a lo largo de la historia (160).

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