Columna

El tamaño suele importar

El tipo de comercio que predomina en un territorio no es un asunto menor. Las grandes superficies comerciales no sólo suponen un desafío importante para el pequeño y mediano comercio del centro de las ciudades. Favorecer al primero en detrimento del segundo supone arruinar un activo importante para las ciudades. La originalidad y especialización del primero van a cotizar al alza (lo hacen ya) en un escenario de incremento de la movilidad de las personas a través de las nuevas plataformas ferroviarias. Las grandes superficies, con todos sus activos, no dejan de ser clones estandarizados incapac...

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El tipo de comercio que predomina en un territorio no es un asunto menor. Las grandes superficies comerciales no sólo suponen un desafío importante para el pequeño y mediano comercio del centro de las ciudades. Favorecer al primero en detrimento del segundo supone arruinar un activo importante para las ciudades. La originalidad y especialización del primero van a cotizar al alza (lo hacen ya) en un escenario de incremento de la movilidad de las personas a través de las nuevas plataformas ferroviarias. Las grandes superficies, con todos sus activos, no dejan de ser clones estandarizados incapaces de ejercer capacidad de atracción cuando su presencia se generaliza. Por otro lado, es evidente que para los productores locales es mucho más difícil encontrar acomodo en la distribución de las grandes cadenas foráneas que en cadenas de tipo medio y de base empresarial autóctona. Cualquiera que se encargue de hacer la compra diaria se dará cuenta de que sus decisiones están restringidas por las decisiones de aprovisionamiento del comercio o supermercado. Y, claramente, los productos gallegos abundan menos en las primeras que en los segundos. Contar con esas cadenas medias propias competitivas e innovadoras (Gadisa, Froiz, Cuevas...) es un activo para el país, incluso desde una perspectiva de política industrial. Por eso, hay que destacar aquí que Galicia es uno de los territorios más permisivos con los grandes establecimientos y las llamadas tiendas de "descuento duro" de distribución prioritaria de marcas blancas, en lo que se refiere a periodos de moratoria, impuestos, segundas licencias autonómicas, etcétera. Quizá habría que reflexionar sobre ello.

En un escenario con menos de diez cajas, Galicia debería ser la referencia del noroeste

No es igual que una caja de ahorros galega se fusione con otra caja más grande que con otra más pequeña. En el primer caso, tarde o temprano, la caja gallega se diluiría y el anclaje territorial se difuminaría. Es verdad que si en todas las Comunidades Autónomas se hace el mismo razonamiento, llegaríamos a un escenario de un mínimo de 17 cajas. Por una mera cuestión matemática, situarse por debajo de este umbral pasa por la vía de las fusiones interregionales. Pero tampoco en ese caso, Galicia debería quedarse descolocada. Es verdad que no estamos en el club de las comunidades grandes, las que tienen más de cinco millones de habitantes (Andalucía, Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana), pero estamos en el inmediato inferior, el de las comunidades entre dos y tres millones (Galicia, Canarias, País Vasco y las dos Castillas). El resto (ocho) están por debajo del millón y medio de personas. Objetivamente, incluso en un escenario en el que quedasen menos de diez cajas, Galicia debería ser una de las referencias territoriales. ¿Quizá la caja del noroeste?

Y ya que hablamos de dimensión regional, debería quedar claro que Galicia tiene una fácil solución para ser una región grande en la península y ser visible a escala europea como región metropolitana transfronteriza: aliarse con el norte de Portugal. Porque en una Europa sin fronteras, la región norte es nuestro socio económico natural, por cercanía, tamaño, especialización productiva, complementariedad, y afinidad cultural. Por eso la cooperación con el norte de Portugal (empresarial, educativa, investigadora, administrativa, sindical, infraestructural...) debería convertirse en una prioridad absoluta en la próxima década. La nueva plataforma ferroviaria es el proyecto estrella que facilitará otros muchos. Pero es posible hacer muchas cosas antes de que nos podamos subir al tren.

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