Invasión telefónica
Ya resulta irritante que, tras interrumpir la siesta, el crucigrama o el sudoku para responder a una llamada telefónica, nos hable un desconocido que pretende vendernos un producto que no queremos o hacernos cambiar de proveedor de un servicio que ya tenemos; pero la familiaridad estandarizada con que nos tratan esos intrusos que se nos cuelan en casa pasa de irritante a insufrible. Para colmo, todo lo que ofrecen se anuncia también por televisión, machaconamente, de manera que si nos interesara sabríamos muy bien cómo obtenerlo por nuestra cuenta.
¿Por qué aceptamos como inevita...
Ya resulta irritante que, tras interrumpir la siesta, el crucigrama o el sudoku para responder a una llamada telefónica, nos hable un desconocido que pretende vendernos un producto que no queremos o hacernos cambiar de proveedor de un servicio que ya tenemos; pero la familiaridad estandarizada con que nos tratan esos intrusos que se nos cuelan en casa pasa de irritante a insufrible. Para colmo, todo lo que ofrecen se anuncia también por televisión, machaconamente, de manera que si nos interesara sabríamos muy bien cómo obtenerlo por nuestra cuenta.
¿Por qué aceptamos como inevitable este hostigamiento a domicilio? ¿No existe alguna oficina para la defensa de los derechos del consumidor a la que se pueda pedir protección contra esas llamadas.