Cartas al director

Desatención telefónica

Una de las situaciones más desesperantes y vergonzosas a las que se puede enfrentar hoy en día un consumidor es la llamada a los denominados "teléfonos de atención al cliente". Interminables esperas debido a que "todos los operadores se encuentran ocupados", infinitas opciones presentadas por una voz digital a las que uno debe contestar de viva voz y una remota posibilidad de que finalmente seamos atendidos por un o una operadora.

Si se trata de cualquier gestión o solicitud, nos encontraremos ante un autómata sin preparación y sin motivación que, para mayor desesperación del usuario, a...

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Una de las situaciones más desesperantes y vergonzosas a las que se puede enfrentar hoy en día un consumidor es la llamada a los denominados "teléfonos de atención al cliente". Interminables esperas debido a que "todos los operadores se encuentran ocupados", infinitas opciones presentadas por una voz digital a las que uno debe contestar de viva voz y una remota posibilidad de que finalmente seamos atendidos por un o una operadora.

Si se trata de cualquier gestión o solicitud, nos encontraremos ante un autómata sin preparación y sin motivación que, para mayor desesperación del usuario, aprovechará cualquier pausa para comentarnos un "consejo comercial". Si se trata de una reclamación, las posibilidades de que la comunicación se corte "accidentalmente" son altísimas.

Esta mañana he llamado en 15 ocasiones al teléfono de atención al cliente de Iberdrola. En todas ellas he perdido el tiempo contestando a las numerosas peticiones del "robot de voz" para que finalmente se me dijera que "todos los operadores" (me pregunto cuántos) "estaban ocupados". Cuando finalmente fui transferido a un operador y comencé quejándome del servicio, la comunicación fue interrumpida. Pasé una nueva hora llamando para presentar una reclamación: no lo conseguí. Resultado: pérdida de tiempo, pérdida de dinero por el coste telefónico y pérdida del apetito por el enfado y la desesperación.

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Es necesario y urgente que la Administración regule el funcionamiento de estos teléfonos: número de operadores mínimo para atender un servicio con las mínimas garantías de calidad, coste, posibilidad de poner una reclamación, etcétera.

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