Cartas al director

Despido libre

Le confieso que no entiendo el continuo lamento de los empresarios de este país clamando por el despido libre cuando ya está aquí. Como no sea porque, de tanto repetir que es necesario, pretendan que acabemos siendo los trabajadores los que lo solicitemos. Sinceramente, no lo entiendo.

Nuestro caso, el de mi empresa, es de manual. Tras casi 20 años de andadura con cinco trabajadores fijos en nómina, ha decidido cerrar sus puertas bajo el paraguas de la crisis, enviándonos a solicitar la indemnización pertinente al Fogasa, esto es, 20 días por año trabajado en lugar de los 45 que debería...

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Le confieso que no entiendo el continuo lamento de los empresarios de este país clamando por el despido libre cuando ya está aquí. Como no sea porque, de tanto repetir que es necesario, pretendan que acabemos siendo los trabajadores los que lo solicitemos. Sinceramente, no lo entiendo.

Nuestro caso, el de mi empresa, es de manual. Tras casi 20 años de andadura con cinco trabajadores fijos en nómina, ha decidido cerrar sus puertas bajo el paraguas de la crisis, enviándonos a solicitar la indemnización pertinente al Fogasa, esto es, 20 días por año trabajado en lugar de los 45 que deberían abonarnos. La razón, su declarada insolvencia, que, según tenemos entendido, el juez que estudie el concurso de acreedores no entrará a valorar: la empresa no tiene fondos y punto. El proceso es sencillo: se descapitaliza la empresa poco a poco, un par de años, disimuladamente; luego se despide a todos los trabajadores aduciendo lo ya mencionado; al día siguiente se presenta la solicitud del concurso, y listo. A mis jefes, despedir a los cinco trabajadores que llevamos en nómina casi 20 años les va a costar lo que les pase de minuta su abogado. Barato, ¿eh? Sencillo, de manual, que decía antes.

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