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Condiciones para una recuperación

Una vez aceptada por todos la gravedad de la crisis económica que padecemos y que se cuantifica en una tasa estimada para PIB de 2009, negativa en un 3,6% por el Gobierno y en tasas parecidas incluso más negativas por algunos analistas (la media del panel de analistas, elaborado por Funcas, se sitúa en el -3,7%), la pregunta que está en la mente de todos es cuál será la duración de la crisis, en qué momento se iniciará la recuperación y cuál será la intensidad de esa recuperación.

La respuesta no es fácil y hay opiniones de todo tipo al respecto. Parece cierto que se observa cierta recu...

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Una vez aceptada por todos la gravedad de la crisis económica que padecemos y que se cuantifica en una tasa estimada para PIB de 2009, negativa en un 3,6% por el Gobierno y en tasas parecidas incluso más negativas por algunos analistas (la media del panel de analistas, elaborado por Funcas, se sitúa en el -3,7%), la pregunta que está en la mente de todos es cuál será la duración de la crisis, en qué momento se iniciará la recuperación y cuál será la intensidad de esa recuperación.

La respuesta no es fácil y hay opiniones de todo tipo al respecto. Parece cierto que se observa cierta recuperación en los mercados bursátiles e incluso en los mercados financieros internacionales, especialmente en EE UU, y en los países europeos, donde se han tomado medidas drásticas de apoyo y capitalización del sistema financiero. También parece cierto que ya no se percibe el sentimiento de vértigo y caída libre de los últimos trimestres, permitiendo que los indicadores de confianza inicien una tendencia menos negativa. Pero todo esto no supone más que indicios de que la caída no continúa a los ritmos muy negativos de los últimos trimestres y que se puede estar tocando fondo en la crisis internacional.

Corremos el riesgo de iniciar 2011 con crecimiento inferior al 2% y en una situación de estancamiento

Centrándonos en la economía española voy a establecer algunas fases que, con determinadas condiciones, pueden anticipar diferentes tiempos y ritmos de salida de las tasas negativas y comenzar con un nuevo crecimiento de la economía: 1. Conseguir un soporte o suelo de las tasas negativas actuales. 2. Recuperación de los indicadores de actividad y consumo a tasas positivas. 3. Periodo de crecimiento sostenido pero moderado. 4. Alcanzar un crecimiento potencial que permita la creación de empleo.

En la primera fase existe un efecto estadístico que va a permitir en los próximos meses moderar las tasas negativas actuales de los indicadores. Al comparar datos mensuales y trimestrales con los niveles muy negativos alcanzados en los últimos meses se provocarán necesariamente tasas menos negativas. Dichos resultados en los indicadores pueden formar la ilusión óptica de recuperación, cuando lo único que pueden señalar es haber alcanzado el punto más bajo de la crisis y por tanto establecido un suelo o soporte para la recuperación. Esta fase puede durar hasta el primer trimestre de 2010

En una segunda fase podría ayudar la recuperación de las economías más potentes (EE UU, Alemania), permitiendo que nuestras exportaciones puedan recuperar tasas positivas de crecimiento y de esta manera mejorar la actividad productiva. Por otra parte, las medidas tomadas por el Gobierno permitirán mejorar moderadamente la actividad de algunos sectores en el corto plazo. Me estoy refiriendo a partir del primer trimestre de 2010. En todo caso, no se observará todavía un crecimiento del empleo suficiente parta reducir la tasa de paro.

Teniendo en cuenta que para la tercera fase, a partir del tercer trimestre de 2010, deberá estar realizada la reestructuración del sistema financiero español, aportando nueva liquidez a las empresas, la inflación habrá entrado en tasas positivas (esperemos que moderadas), los tipos de interés de referencia serán más elevados, se habrá recuperado una cierta confianza de los empresarios e inversores, la economía española entrará en una fase de moderado crecimiento (en torno al 2%).

La duración de esta fase va a depender de la capacidad de España de reformar su sistema productivo, haciéndolo más competitivo.

Sólo se podrá entrar en una cuarta fase expansiva con un crecimiento potencial (en torno al 3%) que permita reducir seriamente la tasa de paro y volver a converger con los países más avanzados de la Unión Europea, si se acometen con decisión las reformas estructurales que tantas veces hemos comentado. Reforma laboral, reforma fiscal, financiera, reforma de las administraciones públicas (Estado, comunidades autónomas y ayuntamientos). Ya está aprobado el instrumento (FROB) que va a permitir la reforma financiera.

En el tema laboral, lo que se conoce de las reuniones mantenidas entre los sindicatos y la patronal refleja que no se va a acometer ninguna reforma y que será únicamente un acuerdo laboral, con ligeras modificaciones en los procedimientos de los convenios que permitan continuar en un clima de paz social. Lo difícil va a ser sujetar socialmente a los cinco millones de parados. Tampoco se está acometiendo reformas importantes en las administraciones públicas y cada vez tenemos más duplicada y a veces triplicada la estructura directiva de los servicios públicos. No podemos olvidarnos de la necesidad de mejorar la educación y la formación para alcanzar una mayor capacidad competitiva.

El problema de las reformas es que llevan su tiempo en su formulación, discusión y aplicación, y si no se comienzan a discutir ahora (el presidente ha dicho que no es el momento) corremos el riesgo de comenzar el año 2011 con un crecimiento inferior al 2% y en una situación de estancamiento que, como ya ha sucedido en algunos países (Japón, Italia), puede durar muchos años. El coste de no tomar decisiones impopulares en un momento en que son necesarias es un coste que ni España ni los españoles deberíamos pagar.

Carmen Alcaide es economista y ex presidenta del INE.

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