Entre monstruos y bellas 'pin-ups'

Valencia celebra una convención de tatuadores de 14 países de todo el mundo

Allí, todavía perfilado, sonríe a gran tamaño Sulley, el gigante de pelo azul. A su lado, Mike, el bicho verde de un solo ojo. Francis Ribera, malagueño en el paro, de 31 años, se tatuaba "por estética" ayer por la mañana a todo muslo, el derecho, la nómina entera de personajes de la película Monstruos SA. No se sabe si con conocimiento de los estudios Pixar. Un tattoo que le cobrarán a precio de amigo pero que costaría "entre 1.500 y 2.000 euros". Y no es el primero, junto a "un maorí", un ave fénix en el hombro y el símbolo de los vampiros de Blade, ha escrito los nombre...

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Allí, todavía perfilado, sonríe a gran tamaño Sulley, el gigante de pelo azul. A su lado, Mike, el bicho verde de un solo ojo. Francis Ribera, malagueño en el paro, de 31 años, se tatuaba "por estética" ayer por la mañana a todo muslo, el derecho, la nómina entera de personajes de la película Monstruos SA. No se sabe si con conocimiento de los estudios Pixar. Un tattoo que le cobrarán a precio de amigo pero que costaría "entre 1.500 y 2.000 euros". Y no es el primero, junto a "un maorí", un ave fénix en el hombro y el símbolo de los vampiros de Blade, ha escrito los nombres de sus padres, su hermano y su hija Bárbara.

Ayer comenzó, en el Expo Hotel de Valencia la 9ª Convention Tattoo, que hasta mañana reúne a 150 tatuadores de 14 países. Como reclamo, asiste Isobel Varley, que figura entre los récords Guinness como la Senior Woman (mujer mayor) con más tatuajes. Salvo cara y pies, todo su cuerpo es una ensalada de tatuajes superpuestos que adquieren su clímax en la explosión de penes que se cruzan en su cabeza desnuda.

También está el famoso neozelandés Brent McCown, que mostrará "el arte milenario" de tintar la piel a mano, a golpe de palo en una aguja. No obstante, el resto de profesionales debe sus habilidades a la máquina de tatuar, un aparato que permanece prácticamente inalterado desde que "lo inventó Edison en 1876, consiste en dos bobinas electromagnéticas", según explica Ángel Granell, de Castellón, mientras dibuja una elegante pin-up (voluptuosas modelos de los cincuenta) en el brazo de Jesús Queralt, de 43 años.

Máquinas impolutas, agujas brillantes, asepsia. El certamen pretende "eliminar tabúes y tópicos" sobre una actividad en auge, según los organizadores. Un piso arriba del stand de Amor de Madre, que publicita un tatuaje del futbolista Raúl haciendo silenciar al público, Javier Cano vende el Láser Light, un aparato de 17.000 euros para eliminar sin quemar a golpe de luz los errores del pasado, como el de aquel padre que se tatuó en Málaga el nombre de su hijo: Álbaro.

Isobel Varley, conocida en el mundillo como la mujer mayor con más tatuajes, asistió ayer a la convención de Valencia.SANTIAGO CARREGUÍ
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