Análisis:EL ACENTO

Un partido "correoso": 6 a 0

La selección española de fútbol ha decidido ir a Suráfrica, donde la próxima semana disputa la Copa de Confederaciones, por el camino más corto. Por Azerbaiyán. De Madrid a Bakú son sólo cinco horas y media, y de Bakú a Johanesburgo el viaje dura poco más o menos diez. Un suspiro. Este atajo sui géneris, además, le permite a la Federación embolsarse los 750.000 euros que Azerbaiyán ha pagado por ver jugar al equipo que ganó la Eurocopa.

Durante la rueda de prensa que tuvo lugar antes del partido, y en

la que los periodistas locales tuvieron que preguntarles a los futbolist...

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La selección española de fútbol ha decidido ir a Suráfrica, donde la próxima semana disputa la Copa de Confederaciones, por el camino más corto. Por Azerbaiyán. De Madrid a Bakú son sólo cinco horas y media, y de Bakú a Johanesburgo el viaje dura poco más o menos diez. Un suspiro. Este atajo sui géneris, además, le permite a la Federación embolsarse los 750.000 euros que Azerbaiyán ha pagado por ver jugar al equipo que ganó la Eurocopa.

Durante la rueda de prensa que tuvo lugar antes del partido, y en

la que los periodistas locales tuvieron que preguntarles a los futbolistas -Reina, Busquets, Albiol- cómo se llamaban, Del Bosque explicó que si se había elegido a Azerbaiyán para ese amistoso era porque "guarda ciertos parecidos con Nueva Zelanda e Irak", las dos primeras selecciones con las que se enfrentará España en Suráfrica. Así que viajaron al otro lado del mundo para conocer de cerca lo que es una selección "correosa" (así la definió el entrenador). Hay quienes sostienen que Villar, el presidente de la Federación, no estaba pensando precisamente en el estilo de juego del rival cuando tomó la decisión.

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Con el término "correosa", Del Bosque quiso decir que Azerbaiyán es el quinto equipo de Europa (por abajo), que ha sido el último del grupo 4 para la clasificación del Mundial y cuyos mayores méritos, desde que en 1992 el país se independizó de la URSS, han sido haber ganado a Lichtenstein por 4 a 0 y a Kazajistán por 3 a 2. Es tan reducido su pabellón de mitos que el nombre del estadio donde España jugó ayer es el de un juez de línea, Tofik Bakhramov.

Fue el 31 de julio de 1966 cuando Tofik Bakhramov se convirtió en un héroe. Y lo fue porque concedió como gol un disparo del delantero inglés Geoffrey Hurst que no había llegado a entrar en la portería de Alemania. Se jugaba la final de la Copa del Mundo, e Inglaterra se adelantó 3 a 2 gracias

al juez de línea de Azerbaiyán. Treinta años más tarde, y cuando ya todo el mundo sabía gracias a las nuevas tecnologías que ese gol no fue gol, la selección inglesa montó en Bakú un gran homenaje a Bakhramov, el hombre que propició que ganara el único gran título que tiene. España, por su parte, se impuso ayer a

la selección "correosa"

por 6 a 0.

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