El soul se parte la camisa

Bob Marley cantó No woman no cry. El grupo Nirvana hizo famoso Smells like teen spirit. Roberta Flack emocionó con Killing me softly. Ahora calan tanto, o más, transformados en bulerías, tangos y martinetes. "Hermanamiento", llama Pitingo a esta fusión de ritmos flamencos y fiebre soul, de latir gitano y frenesí rockero, de fuego racial y sentimiento religioso. Hasta ahora eran canciones eternas con ritmos "extranjeros" que por permeabilidad cultural o por imperialismo comercial habían calado en la memoria musical de la Península. Pero el mestizaje, tamizado por la guitarr...

Bob Marley cantó No woman no cry. El grupo Nirvana hizo famoso Smells like teen spirit. Roberta Flack emocionó con Killing me softly. Ahora calan tanto, o más, transformados en bulerías, tangos y martinetes. "Hermanamiento", llama Pitingo a esta fusión de ritmos flamencos y fiebre soul, de latir gitano y frenesí rockero, de fuego racial y sentimiento religioso. Hasta ahora eran canciones eternas con ritmos "extranjeros" que por permeabilidad cultural o por imperialismo comercial habían calado en la memoria musical de la Península. Pero el mestizaje, tamizado por la guitarra de Juan Carmona, ha logrado traducir estos temas, y otros inmortalizados por Marvin Gaye, Louis Armstrong, The Beatles, Bobby McFerry o Ray Charles, a un lenguaje propio, racial. "Hay mucha conexión entre lo gitano y lo negro", asegura Antonio Manuel Álvarez Vélez (1981) el nieto de La Pitinga, "cantando somos parecidos pero en tonos distintos".