Análisis:Cosa de dos

Caminante

Me encuentro al azar hace unos días en Cuatro con un señor que sube montañas con la ayuda de un bastón, pone gesto de éxtasis ante la hermosura del paisaje, anhela que sus hijas puedan compartir con él esa belleza, sintiéndose observado el lírico intruso por la pacífica mirada de los rebecos. ¿Es Jeremiah Johnson, es "el pequeño saltamontes", es un hastiado urbanita que busca su último refugio y la soledad elegida en medio de la agreste naturaleza? Imposible. Le acompaña una fascinada procesión de gente del lugar de que no dan a crédito a que hombre tan ilustre haya aparcado provisionalmente s...

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Me encuentro al azar hace unos días en Cuatro con un señor que sube montañas con la ayuda de un bastón, pone gesto de éxtasis ante la hermosura del paisaje, anhela que sus hijas puedan compartir con él esa belleza, sintiéndose observado el lírico intruso por la pacífica mirada de los rebecos. ¿Es Jeremiah Johnson, es "el pequeño saltamontes", es un hastiado urbanita que busca su último refugio y la soledad elegida en medio de la agreste naturaleza? Imposible. Le acompaña una fascinada procesión de gente del lugar de que no dan a crédito a que hombre tan ilustre haya aparcado provisionalmente sus épicos deberes con la afligida patria para recorrer un camino que le hizo feliz en su juventud. También por cámaras y micrófonos que recojan su humanidad, su cercanía con el pueblo llano, su añoranza de las sensaciones que reconfortan al espíritu, su campechanía al compartir abrazos, recuerdos, sudor, confidencias, chorizo, queso y vino de la tierra con aquellos que le trataron cuando todavía no soñaba con su merecido lugar en el sol.

Se llama Zapatero. Tiene todo el derecho del mundo a otorgarle paz a su alma y bucólica alegría a su retina haciendo senderismo ecologista con los entrañables lugareños. Pero sin publicidad, sin que una vocación privada se transforme en vendible espejo público, sin afanes electoralistas, sin televisiones dando grandioso testimonio de la calidad humana del acorralado estadista. Es el mismo señor al que le acabo de oír en un mitin que intuyo busca clientela ante esas elecciones europeas que se la sudan coherentemente a los que han perdido su curro y la esperanza de encontrar otro, algo tan marcial como: "Lo que tenemos que hacer es mirar de frente y pisar firme". Reconozco el aroma militarista de esa solución, pero aunque yo no esté en el paro, me pregunto: ¿y qué coño quiere decir eso?

Cuentan que la campaña del PSOE va a imitar la fórmula "Dos visiones del mundo frente a frente. Bush y Obama". Con el añadido: "Ahora el partido se juega en Europa". Qué envidia me dan los creyentes. Duermen mejor que los escépticos.

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